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El Legado Perdido nos habla de los futuros mundos abiertos de Naughty Dog

De Uncharted a The Last of Us 2
Por Adrián Suárez Mouriño

El legado perdido de Uncharted es una divertida expansión que recoge todo lo jugable de Uncharted 4 con un nuevo desafío. Apenas hay cosas nuevas en él con respecto a la cuarta entrega numerada de la saga, lo que ya nos esperábamos, su misión es ofrecer un paquete de horas de juego entretenido a rebufo de la última de Nathan Drake, y eso lo consigue pese a no llegar a la genialidad de aquel.

 

Sin embargo, aunque no sea algo absolutamente novedadoso, sí que se adivinan en este título las ganas de Naughty Dog de dar el salto a los mundos abiertos, unas que sin duda veremos en The Last of Us II. En Uncharted 4 tuvimos a los hermanos Drake avanzando de un punto 'a' a otro 'b' en una zona boscosa en la que podíamos perdernos para encontrar tesoros extra. En El Legado Perdido se nos da un mapa, una zona central y templos concretos que explorar en el orden que queramos para llegar luego a otro, y avanzar hacia el siguiente.

 

La idea es divertida y encaja a la perfección en la historia de dos aventureras que buscan un tesoro. Este planteamiento de mundo rompe la linealidad y te permite elegir tus siguientes pasos. En El Legado Perdido hay dos narraciones que confluyen. Una es la que se produce templo a templo, no lineal y decidida por el jugador, la otra sí es lineal y se activa siempre en el mismo orden cada vez que superamos una tumba. Al pasarnos una, volvemos al jeep y Nadine y Chloe hablan.

 

Estas dos narraciones se hacen una en el desenlace de la aventura, complementándose y haciéndonos comprender que esta expansión ha sido la excusa perfecta para que Naughty Dog siga afinando su idea de mundo abierto y cómo contar cosas en él contando con el jugador. Claro que aún le hace falta más trabajo al estudio, porque surgen bastantes problemas en el desarrollo de esta idea en el plano puramente lúdico.

 

 

Mientras que Naughty Dog progresa de manera sólida en la relación que construyen entre narración, entornos y personajes, no evoluciona tan adecuadamente en gameplay e IA. Nadine, nuestra acompañante, no es nada discreta en las secuencias de infiltración, pero los enemigos solo nos ven a nosotros. Estos no son demasiado inteligentes y es fácil liquidarlos, y el gunplay sigue dándonos problemas.

 

Volviendo a The Last of Us II, es divertido comprender por qué Naughty Dog no se esfuerza en arreglar estos defectos, unos que estuvieron ahí en Uncharted 4 y que ahora se notan más porque estamos jugando a lo mismo meses después. El estudio ya ha reconocido que quiere dejar atrás Uncharted y centrarse en The Last of Us II y en sus nuevos intereses narrativos. En el juego de Joel y Ellie nos da igual que los Cordyceps vean de vez en cuando a nuestro compañero pues no dejan de ser zombies tontos. Tampoco importa no tener un gunplay perfecto, pues somos supervivientes torpes, no mercenarios.

 

Se nota el futuro que quiere Naughty Dog para sí en este El Legado Perdido, pues lo reivindica. La expansión sobrepasa las 10 horas de duración, es divertida, me está gustando mucho y es muy recomendable, pero se nota que prima contar una historia y emplear mecánicas y dinámicas para ello que lo contrario. A mí eso me parece perfecto, pero también consigue que me apetezca aún más que Naughty Dog se dedique plenamente a hacer lo que quiere hacer y que Uncharted pase a otras manos, a Ready at Dawn si me dejan elegir. En breve, nuestro análisis completo.


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