El humor en los videojuegos y su poco valorada labor haciendo madurar al medio
Los videojuegos cuentan cada vez con más repercusión en nuestra sociedad actual. Sólo ha hecho falta que empiecen a dar dinero, MUCHO dinero, para que lo que tradicionalmente había sido un entretenimiento infantil se haya convertido, a ojos de los mass media, en el no va más. Obras culturales surgidas de la creatividad humana y frutos de la libertad creativa del individuo que reflejan su cultura, sus principios y la estructura social en la que éste se encuentra enmarcado. Hemos pasado del juguete al producto sesudo digno de petulante estudio, sin perder, por el camino, ni la naturaleza del juego ni la obligatoriedad del discurso gafapasta que lo acompaña.
El chiste más viejo del mundo
El humor es una de las facetas del ser humano que más me fascina. Es el mecanismo que nos ayuda a convertir lo insufrible en llevadero, lo imposible en cercano y lo desconocido en familiar. El humor es una de las herramientas más poderosas a nuestro alcance, un arma capaz de derrotar al miedo, de exiliar la depresión y acercar posturas ya sea desde el chiste, la broma o las más puras formas de sarcasmo e ironía. Así lo defendía Umberto Eco en El Nombre de la Rosa, lo enarbolaron como bandera Douglas Adams, Grant y Naylor para crear sus propios universos de ciencia ficción, y dio alas a Terry Pratchett para criticar el mundo desde el prisma de sus propias obras conviertiendo, a quien las lee, en una persona mejor.
El humor y los videojuegos llevan yendo de la mano desde casi sus inicios. Lo más seguro es que estéis pensando en los clásicos: Monkey Island, Maniac Mansion, El Día del Tentáculo o incluso las aventuras del pobre Rincewind en Discworld. Sin embargo, y sin quitarle méritos a Tim Schaffer y compañía, lo cierto es que mucho antes los videojuegos ya hacían gala de un sentido del humor más que interesante. Con una forma de expresión que era una hoja en blanco en la que todo era posible, el absurdo y la locura conquistaron los primeros juegos con ideas tan locas y divertidas como el robot fumigador de Pssst!, los ninjas y la momia de Paper Boy, el tonto diseño de la serie de juegos Horace y los clichés absurdos en Manic Miner, Jet set Willy, Head Over Heels y un larguísimo etcétera del que luego surgirían Super Mario, Alex Kid, Sonic, Crash Bandicoot, Conker y Jak and Daxter.
El humor en los videojuegos
El humor es una de las formas más inteligentes de la comunicación humana, y es por ello que su presencia en los videojuegos no los convierte en algo infantil. Lejos de eso, el humor bien llevado más allá del cliché y el chiste fácil otorgan de una madurez al medio que pocas veces se reconoce desde la poltrona de quienes nos dedicamos a hablar de ellos. Títulos que centran su propuesta en la carcajada como Goat Simulator, Octodad o Totally Reliable Delivery Service son mucho más que meros juegos divertidos para pasar el rato. Son el eje risible sobre el que rota toda una forma de comunicar el mensaje y que convierte al videojuego en una forma tan válida de comunicación como el cine o el teatro en su forma más comédica, permitidme el palabro.
Pero el humor en los videojuegos es mucho más que lo obvio. Su presencia es tan necesaria que hasta los triple A más vendidos no se resisten a su influjo y hace acto de presencia en forma de diálogos y easter eggs a la mínima oportunidad que le dan los creativos. Ya sea Witcher 3, Uncharted 4, Gears 5, God of War, The Outer Worlds o Super Mario Odyssey, la genialidad, la ironía, el sarcasmo y la broma directa se unen a las posibilidades del jugador de jugar con el juego para crear humor de cara a uno mismo, su compañía o incluso un hipotético público ya sea en diferido o en streaming.
Al final el humor es ese gran maltratado del análisis que sólo aparece fugazmente cuando el juego es tremendamente obvio en su mensaje -como el caso de Sunset Overdrive o Journey to the Savage Planet- quedando relegado a un tercer o invisible plano en otros títulos en los que, sin embargo, cumple con creces su labor. Ojalá el humor siga estando presente en el mundo del videojuego en todas sus facetas, desde las más directas hasta las más sutiles, convirtiendo la narración en algo cercano y sirviendo para enfrentarnos a nuestros miedos y a los retos impuestos con una sonrisa y la sensación de que, al final, todo esto no es más que una gran broma, un gran chiste del que saldremos airosos.
¡Nos leemos
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