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El género de los Action RPG ha vuelto para quedarse

Más Diablo que Diablo
Por Raúl Rosso

Los Action RPG occidentales nunca se llegaron a ir del todo, y de hecho, con la llegada de Diablo III han vuelto a prodigarse, aunque replanteando su existencia tras comprobarse lo que el hijo pródigo de Blizzard ha conseguido en cuanto a la monetización de las transacciones de objetos in-game. Posibilitar el uso de dinero real para canjearlo por material virtual es el acercamiento más descarado y revelador de la compañía tras haber visto cómo se desaprovechaba aquella economía sumergida que trajo World of Warcraft donde mórbidos y cegados jugadores occidentales compraban espadas todopoderosas en eBay a hikikomoris reconvertidos en gold farmers. Una y no más, Santo Tomás.

 

Debido a esto entran beneficios a dos bandas: los intrínsecos a la compra del producto siguiendo el modelo tradicional y los del despiporre mercantil interno. En base a estos buenos resultados, salta a la vista que el free-to-play entra como un guante al género en cuanto a su escalabilidad de contenido y ansiosa necesidad de mejorar a nuestro personaje cueste lo que cueste. Por pura estadística, ante una mayor masa de jugadores que acceden al sistema de forma gratuita, más posibilidades de que algunos de ellos pasen por el aro.

 

Juegos hay a patadas para demostrarlo. Precisamente el otro día Bigpoint Games anunciaba que su Drakensang Online había alcanzado los 10 millones de usuarios desde que se lanzó hace un año, fundamentalmente debido a su naturaleza gratuita, su embriagador apartado audiovisual y el hecho de que no necesita de ningún tipo de instalación al funcionar desde el navegador. No han parado de añadir a lo largo de este tiempo nuevos escenarios, objetos y misiones para contentar a la abultada comunidad de usuarios que gira en torno al juego. Y todo basando el beneficio en la compra de objetos in-game. La cosa funciona.

 

 

Lo más gracioso es que hay muchas de estas alternativas gratuitas que resultan ser más Diablo que el propio Diablo III. Échenle un vistazo a Path of the Exile, otro ARPG gratuito que recuerda enormemente a los lúgubres entornos del primer título de la saga de Blizzard y propone un sistema de juego tan recio y “puro” como aquel. Todavía se encuentra en estado beta, aunque nos podemos apuntar a alguna de sus fases de pruebas abiertas. La lista es enorme, con productos análogos como Mytheon, Battle of the Inmortals o Mythos. Por oferta no va a ser.

 

Aún así, todavía hay quien se sigue aferrando al modelo tradicional y de hecho, en estos meses vamos a ser bombardeados por títulos del género. En pocos días nos llega Torchlight II, cuyo estudio creador precisamente formado por los fundadores de Blizzard North, padres del primer Diablo. Realms of the Ancient War también lo veremos este mes como descarga digital para varias plataformas con más de lo mismo, amén de que Sacred 3 se dejó ver en la pasada Gamescom. Desde luego, el “diablo-like” nunca se fue.


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