El futuro de Destiny tras la separación entre Bungie y Activision
Destiny 2 es, hoy, un fantástico shooter multijugador. Es una verdad tan incuestionable como que el juego no ha ofrecido los datos de venta esperados, y por ello lo hemos visto promocionado en descuentos de derribo y hasta, directamente, regalado el pasado mes de diciembre. La de Bungie es una franquicia con buena salud, pero está pasando por un bache del que difícilmente saldrá hasta su próxima entrega, y en esa siguiente parada no estará acompañada por Activision.
Ayer saltaba la sorpresa. Desde ahora, la desarrolladora obtiene el control total sobre los derechos y responsabilidades de su franquicia espacial, mientras Activision pasará a estar centrada en potenciar sus propias IP. Apunta a haber sido una separación amistosa, aunque no sé decir hasta qué punto si tenemos en cuenta que en Bungie ya le hacen ojitos a Microsoft y a Epic. Aun con eso, es casi seguro que tomarán camino en solitario, pero han tardado bien poco en dejarse querer por las otras majors del videojuego. Aunque la gran pregunta es otra: ¿cuál será ahora la senda de Destiny?
Lo primero es recordar que Destiny 2 todavía tiene, fácilmente, un par de años de recorrido por delante. El juego acaba de salir de su expansión mejor valorada y el flujo de contenido pendiente no debe ser, para nada, pequeño. Es por eso que se ha confirmado que el apoyo desde Battle.net no experimentará cambios y que, pese a la separación, podremos seguir jugando desde el cliente de Blizzard si tenemos el juego en PC. ¿Después qué vendrá? Tras ocho años de asociación, en Bungie deberían tener dinero para trabajar en Destiny 3 con tiempo; será divertido ver cómo afrontan esta continuación con la posibilidad de que su idea no se intoxique con las imposiciones de un publisher.
También será interesante ver qué caminos toma Activision. Los números no van mal. De hecho, a Black Ops 4 le va tan bien que puede mirar de tú a tú a Red Dead Redemption 2 en los top ventas, pero no deberían descuidar su trato a los estudios. Sí, hablo de Blizzard y de su situación actual tras la peor Blizzcon que se recuerda, de la moral de sus empleados al ver que hay recortes y de que su actual presidente se baja del barco en abril. Es la segunda baja importante tras el adiós de Ben Brode, que encabezó el desarrollo de Hearthstone. Quizás sea momento de reunirse y hablar, de calmar las aguas.
¿Veremos un Destiny 3 sin polémicas con las cajas de loot y con una política más sana en cuanto a skins, bailes y divisas premium? De ser así, tampoco significaría que su existencia fuese responsabilidad exclusiva de Activision, aunque es una lectura que comprarán muchos. Habrá que ver. Por mi parte, me conformaré con una tercera entrega que tenga el carisma de la Bungie de Halo y que ofrezca un primer año de juego a la altura, sin escasez de contenido inicial y con un buen escalado de la progresión. Empezar con buen pie, que se dice, aunque tenga que ser a la tercera.
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