El fundador de Monolith quiere traer de vuelta su Blood

Si eras usuario activo de PC y compatibles allá por el año 1998, a buen seguro recordarás Blood, un juegazo que salió a rebufo de Duke Nukem 3D -como otros tantos a la usanza del Shadow Warrior de 3D Realm- y que por su particular carisma y buen hacer consiguió hacerse un huequecito en los corazones de los amantes del género. Este festín de violencia y divertido terror repleto de humor negro fue el estreno de Monolith Productions como desarrolladora, encabezando una lista de lanzamientos que, con nombres como No One Lives Forever, Aliens vs Predator 2, F.E.A.R. o Condemned, la llevaron hacia lo más alto.

Jace Hall, fundador de la compañía, ha realizado algunas declaraciones en el foro The Postmortem, un site dedicado al Blood original. Nuestro hombre ha declarado su intención de llevar a nuestros días aquel Blood, con la idea de que llegue a todas las plataformas posibles. Hall no ve en esto una posibilidad de negocio, sino que se trata de un movimiento en el que única y exclusivamente va implícita su propia diversión y la de su equipo, amén del cariño que le tienen al juego que les vio nacer.

Si sigo adelante e intento traer de vuelta a Blood, seré el único que pagará las facturas. Va a costar dinero hacerlo, y lo más probable es que no lo recupere. Lo haría simplemente por diversión. Por supuesto tengo el código fuente de Blood, ese no es el problema. El problema es si podrá llegar al público, y quiero dejar claro que eso no depende de mi decisión. Y por favor, comprended que las compañías que puedan tomar esa decisión quizá no lo hagan nunca."

Ojalá el proyecto llegue a buen puerto. Recientemente tuve la oportunidad de volver a catar viejas joyas del entretenimiento pecero, y puse especial atención en determinados juegos más o menos olvidados como el ya citado Shadow Warrior o el aquí presente Blood. Y me encontré con un torrente de diversión inmediata difícilmente palpable en los first person shooter de hoy día, por no hablar de la extrema violencia -que curiosamente resultaba socarrona antes que cruel y grotesca- y de los caminos abiertos. Este último matiz es importante de reseñar, y contrasta sobremanera con la acusada linealidad de los videojuegos actuales.

El mismo Duke Nukem 3D ya podría ser un más que atractivo objeto de análisis en este sentido, del mismo modo que sus herederos directos compartían todas y cada una de sus premisas tecno-lúdicas en pos de llegar a un público que abrazaba todas estas obras de excelsa calidad. La posibilidad de exploración en cada nivel era digna de mención, y no por ello se recurrían a gráficos paupérrimos y repetitivos, todo lo contrario: estos shooters destacaban por su apartado artístico sin parangón en esa época (con permiso del primer Quake). Y comparando, una vez más nos topamos con la “casualización” brutal que sufre el mundo del videojuego, donde las experiencias livianas, la linealidad extrema y las sensaciones cinematográficas parecen primar mil veces más que el mero hecho de llevar a cabo un ejercicio de diversión sincero e inteligente.

Blood, a pesar de su aparente vulgaridad, era un buen ejemplo de todo lo que debería tener un buen first person shooter actual. Es por ello espero con fervor que vuelva… y si no, siempre está la más que aconsejable opción de adquirirlo de manera oficial a través de Good Old Games, donde por unos cinco euros podremos disponer de un pack que añade también las expansiones Plasma Pak y Cryptic Passage. Como diría el protagonista del juego: “I live again…”