1. Mundogamers
  2. Noticias

El factor nostálgico en juegos como Owlboy

Ser evocador sin copiar
Por Julián Plaza

La cantidad de indies que se estrenan cada año es vertiginosa. En el caso de que seáis asiduas y asiduos a otear la lista de estrenos independientes diaria sabréis de lo que hablo. Por poner un valor de referencia, es fácil que en Steam se estrenen un mínimo de siete u ocho videojuegos, cada día. Solo ahí. Luego pensad en GOG, Play Store, Apple Store, Microsoft, Sony y parad para respirar. Es cierto que en la plataforma de Valve algunos empiezan o finalizan su acceso anticipado y se marcan como estrenos, pero aun así es una cifra que certifica que hace tiempo que se comprometió el filtro de calidad de la plataforma y que nuestra industria, en general, es una máquina quizás demasiado bien engrasada.


A pesar de lo dicho, entre este alud imposible de absorber seguimos siendo capaces de identificar obras con ese ‘algo’. Hablo de Undertale, Shovel Knight o el reciente Mother Russia Bleeds; juegos con sabor añejo pero con un propósito que va más allá del mero homenaje. El caso de Owlboy podría entrar en el mismo saco, aunque todavía estoy a unas horas de terminarlo, porque despierta el mismo cariño en el trato de cada escena, cada nota musical y cada sprite. No es un juego que tenga algo nuevo de decir, sorprende más el cómo que el qué. Ves que hay algo de Kid Icarus y de Metroid, pero aun así te consigue llevar a un terreno alejado, distante al de la eterna fijación. Owlboy habla otro lenguaje.


mighty

Un idioma que algunos no han sabido volver a hablar

 

No sé si es debido a su largo desarrollo -ha tardado 9 años en realizarse, empezó cuando aún no se había estrenado Braid-, que lo ha convertido en un producto alejado de algunas tendencias independientes, pero es un juego que genera nostalgia. Lo hace sutilmente, sin guiños evidentes. Como Hyper Light Drifter, podría enmarcarse en otra época pero no duda en aprovechar las capacidades técnicas de hoy. Viste a la moda, pero su esqueleto es antiguo. Como los mencionados, consigue apelar a la era de los 8 y los 16 bits de una manera que algunas de sus eternas figuras no han sabido rescatar.


Es posible que a Owlboy le falte la valentía de Undertale, su propósito no es subvertir las bases de un género sino tomarlas prestadas. Con Shovel Knight, por ejemplo, podemos ver confluir las mecánicas de grandes clásicos como DuckTales o Super Mario Bros 3 sin que eso le quite carisma a la obra de Yatch Club Games. Con nuestro chico búho ocurre lo mismo. ¿Es difícil dar con la mezcla exacta de nostalgia y referentes prestados sin caer en lo anodino? En mi opinión, si es algo que vemos muy pocas veces será precisamente porque es un ejercicio de precisión quirúrgica.


owlboy

Apunta a ser más que un juego bonito

 

No sé dónde me quiere llevar Owlboy pero hasta el momento estoy disfrutando del viaje. Parece que esté todo dicho en su género y su apuesta es diametralmente opuesta a un discurso rompedor. Es bonito, es sencillo, clásico y a la vez actual. Algo me dice que si hubiese salido en la época de Super Meat Boy hoy lo veríamos con otros ojos. Lo que hace el tiempo. Lo que hace en él. Aunque en el fondo me alegro de que haya títulos que, rememorando otras épocas, siempre puedan tener su espacio en los tiempos de hoy. Es saber de dónde se viene, pero mediante algo nuevo.


<< Anterior Siguiente >>