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El enriquecimiento cultural de Final Fantasy XV

La utilidad de los descubrimientos
Por Álex Pareja

Todavía estoy dando vueltas a las más de cuatro horas que tuve la suerte de pasar junto a Final Fantasy XV, que no han hecho más que darme ganas de que llegue el próximo 29 de noviembre para comenzar a disfrutar de esta ilusionante nueva entrega. Hay muchos pequeños detalles incluidos en el juego, pero uno de los que más me llamaron la atención por lo bien implentado que está (al menos durante las primeras horas, claro) y que incide en el juego a muchos niveles es la sensación positiva que implica descubrir.

 

Por lo que pude ver, toda la información relativa a la trama, los personajes y el mundo que visitamos se va a ir proporcionando muy poco a poco en Final Fantasy XV, lo que da todavía más sentido a que nos detengamos a explorar cada nueva localización que descubrimos en su mundo abierto. En este sentido, destaca la creación de un mundo repleto de cultura propia junto a pequeñas y grandes localizaciones que tienen sus propios elementos únicos. Es algo propio de cualquier viaje en la vida real: no solo vemos un lugar nuevo a nivel estético, sino que aprendemos de sus gentes e incluso extraemos algún tipo de conocimiento positivo.

 

Final Fantasy XV Comida

 

Final Fantasy XV lo hará como mínimo de dos maneras, que son las que pude experimentar por mí mismo en estas pocas horas de inicio. Por un lado, la cultura gastronómica de cada localización, importante dentro de las propias reglas del juego. Uno de nuestros compañeros podrá preparar distintas comidas cuando decidamos descansar, que a su vez nos proporcionarán diferentes bonificaciones temporales que aprovecharemos en los combates. Para poder acceder a platos nuevos no solo necesitamos los ingredientes concretos, sino que también precisamos conocer las recetas. ¿Qué mejor manera de descubrir los platos típicos de una región que viajando hacia ella? El placer del conocimiento que proporcionan los viajes en el juego van más allá de una cuestión estética o de disfrutar de su construcción gráfica, sino que existe un enriquecimiento cultural y gastronómico palpable en los personajes protagonistas.

 

Algo parecido ocurre con los monumentos y lugares más emblemáticos que encontraremos, que también los habrá, con los que interactúan nuestros personajes. Por ejemplo, yo me encontré un lugar concreto y uno de mis compañeros me pidió si podíamos ir a visitarlo, ya que le encantaría hacerse una foto como demostración de su presencia. No solo es una gran excusa para explorar el mapa y desviarse de los caminos principales, sino que se aprovecha para humanizar a los personajes y que cada uno exhiba su propia personalidad (todos están interesado en diferentes temas). Ya os digo que de momento todo está basado en unas pequeñas horas de juego que no significan nada teniendo en cuenta la más que posible ingente cantidad de tiempo que necesitaremos en Final Fantasy XV, pero que al menos deja ver sus buenas intenciones.


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