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El doblaje original de Lightning Returns es un DLC

Sony lo ha vuelto a conseguir
Por Álex Pareja

Lightning Returns, tercera parte del que es probablemente el Final Fantasy más odiado, va a incluir su doblaje original como DLC gratuito, lo cual me atrae. Soy tan snob que me gusta oír las obras en su versión original, pero como dicen en la teletienda, esta es una oferta limitada. El doblaje japonés será gratuito durante las dos primeras semanas tras el lanzamiento de la obra, y a partir de ahí los jugadores tendrán que pagar este DLC.

 

Creo que me voy a dar a la bebida.

 

Parece que ahora puedes ponerle precio a prácticamente cualquier cosa y la gente lo comprará. En Black Ops 2 puedes pagar 1.82 euros para recubrir tus armas con bacon. Ojalá estuviera de coña. Pero la atroz forma de cobrarnos que ha conjurado Square-Enix es sólo la punta del iceberg. Los micropagos están en todas partes. No es cosa de futuro; parafraseando la legendaria frase de Poltergeist: “ya están aquí”.

 

Contemplad el futuro

 

El foco está en Xbox One. Los responsables: Forza Motorsport 5, Crimson Dragon, Ryse: Son of Rome, Powerstar Golf… El título de conducción de Microsoft, quizá el ejemplo más absurdo, basa su mercado en los jetones, unas fichas que se pueden intercambiar por vehículos. Recaudar estos jetones puede llevar mucho tiempo, así que puedes acelerar ese proceso poniendo de tu monedero según tus preferencias a la hora de derrochar: hay packs de 100 (0.99€), 325 (4.99€), 1 250 (19.99€) y 2 700 jetones (49.99€). El coche más caro del juego, el Lotus E21, cuesta 32.5 libras. Por otra parte Ryse, Powerstar Golf o Crimson Dragon utilizan sistemas de booster packs: lotes de objetos aleatorios que luego se pueden emplear para mejorar al personaje como si de un sobre de Magic: The Gathering se tratare. Por supuesto, esto no impide que Forza y Ryse tengan pases de temporada.

 

La situación roza el esperpento cuando se escuchan las explicaciones de estos sistemas. Con Forza quieren “que los coches de auténtica élite parezcan exclusivos de verdad”, mientras que en Ryse justifican los micropagos diciendo que “los jugadores que compren los ‘booster packs’ con dinero real sólo recibirán un pequeño impulso en lo deprisa que adquieran los objetos que han obtenido comparado con aquellos que sólo usan dinero del juego” y sentando las bases para una excusa que temo oiremos mucho en los meses venideros: “Es opcional y no te da un beneficio significativo”.

 

Por ser, las microtransacciones son un avaricioso intento de la industria de traducir las tendencias del juego móvil y de buscador a la escena AAA, pero esos son títulos pensados para jugar en sesiones breves y sacar dinero a los jugadores con golpes bajos: recargas lentas, precios excesivos, demos cortas... Son un entretenimiento banal y rápido. Team Fortress 2 es un gran ejemplo de cómo hacer un AAA free-to-play: desbloqueas objetos a buen ritmo, y si no gustan, pueden utilizarse para construir un nuevo ítem o venderlos. Además, cada pieza de equipamiento tiene sus propias virtudes y defectos, de modo que se puede jugar sin abrir el monedero y nadie te mirará como si fueses inferior.

 

 

Las microtransacciones nacieron como solución para rentabilizar el free-to-play, ya que pagar precios elevados por algo que había sido hasta el momento gratuito espantaría a los consumidores. Ahora que están traspasándose a los AAA, son intrusivas, caras e innecesarias. Pero no están solo en la nueva generación. Dead Space 3 ya levantó unas cuantas ampollas, y ahora The Last of Us y GTA V tienen micropagos en sus respectivos modos multijugador. Más allá de la insultante ironía de que un título que se presente como una crítica de la decadencia capitalista tenga microtransacciones, esto delinea un inquietante futuro. Llegará Titanfall, abrirás el modo multijugador y verás la opción “¡cómprate un booster pack por 15 euros! ¡Desbloquea nuevas piezas para tus armas y tu mecha!”

 

Casi prefiero a The Legend of Zelda centrándose en las emociones.

 

“Hace unos años, el videojuego que comprabas era el videojuego con el que te quedabas”, dijo en su día John Riccitiello. Qué tiempos aquellos, digo yo. El DLC ya es empleado como una forma vil de despedazar el contenido para venderlo por un precio adicional (a Battlefield 4 me remito), pero los micropagos de la escena AAA se llevan la palma. Pero como dice Christofer Sundberg, director creativo y fundador de Avalanche, esto no va a ser cosa de un día: “las micro-transacciones, subscripciones y otros modelos de negocios van a ser la próxima generación de juegos. Es así de simple.”

 

Más que nunca, toca hablar con nuestros monederos.



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