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El día que Ocelot nos troleó a todos llevando puesto el brazo de Liquid

Metalore
Por Adrián Suárez Mouriño

Me fascina Hideo Kojima. Me gustan sus historias y adoro cómo las retuerce, manosea y lleva al límite. Metal Gear es una serie repleta de poderes mágicos, nanomáquinas, cadáveres carbonizados que resucitan, parásitos que matan a quien habla un idioma, francotiradores fotosintéticos, medium que invocan muertos… Como jugadores, da la impresión de que cualquier cosa puede pasar, la que sea. Siempre hay un brujo o un agente triple que te hace un girito de guion que no viste venir.

 

Pero con Kojima no ocurre como en otros títulos de lore tremebundo. Estamos acostumbrados a que el videojuego haga todo lo posible por mantenerse coherente aunque todo sea una locura, es decir, como si la propia historia apuntalara con razonamientos alguna nueva chaladura que quiera incorporar. Si nos fijamos en Kingdom Hearts, el trailer de su futuro DLC no es otra cosa que toda una explicación a aspectos de su lore para que cobren sentido de cara a una continuación. Sale regular, por cierto.

 

Y lo mismo ha hecho Metal Gear con Metal Gear Solid V: explicar con unos parásitos mágicos por qué Zero se quedó en silla de ruedas, cuál fue la base científica para la creación del virus FOXDIE y qué le dio sus poderes a The End.

 

Pero Hideo Kojima, que es muy zorro, ha sabido dar un paso más allá. En esencia, es parte de ese gusto tan suyo de hacer que el jugador se sienta parte de la ficción y que sus personajes compartan su espacio con el avatar. En Metal Gear Solid 2 nos encontramos con Ocelot, pero no es él en realidad, dice que se ha implantado el brazo de Liquid y que este ha poseído su alma. Y nadie duda de él, ni Solid, ni Otacon, ni Zero, porque después de tantas cosas raras que han pasado en ese mundo, ¿por qué no? Ocelot es consciente de que el lore de la serie es una locura, y que si ha colado lo del francotirador fotosintético, aquí vale todo.

 

 

Fingiendo ser Liquid, Cipher no se enfada con él, porque cree que es la identidad de Liquid la que domina al cuerpo de Ocelot. No es hasta Metal Gear Solid 4 que le confiesa a Old Snake que lo que tiene en realidad es un brazo cibernético que imita al de su hermano, habiéndose practicado a sí mismo hipnoterapia para autoconverse de que él no es Ocelot, sino Liquid; lo que tiene sentido, porque el padre de Ocelot es The Sorrow, un medium capaz de leer las mentes, así que no es de extrañar que Ocelot tenga esta habilidad.

 

Cuando ocurrió esto en Metal Gear Solid 2, todos pensamos: 'a Kojima se le ha ido la olla'; pero no, en realidad era Ocelot burlándose y troleando al jugador, manifestando que Hideo era plenamente consciente de que el lore de su obra había escalado hasta el cielo.

 

Maravilloso. Viva Ocelot y maldita sea la decada esta en la que Metal Gear ha muerto para siempre.


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