El contraste entre campaña y multijugador de Battlefield 1

No quisiera sonar hater con Battlefield 1 porque ya he dicho que es un gran juego, que me ha entretenido bastante y que recupera partes geniales de la franquicia y se suma algunas particularidades debido al momento histórico en el que se ambienta. Sin embargo, esto último debo decir que rechina un poquito cuando se ponen al lado la campaña de personajes que sufren, padecen el drama de la guerra y se sobreponen a ello y el multijugador de "bueno, vamos a ver qué cosa estúpida y espectacular hago hoy".

 

Sí, es la eterna disonancia ludonarrativa, que en este caso no es la típica que le gusta sacar a relucir a nuestro Dayo, pero que está ahí presente en el juego de EA y DICE. Nos guste o no, es extraño coger un acontecimiento tan grave en la historia de Europa, uno que la ha determinado durante el posterior siglo, y convertirla en una experiencia de diversión, ligereza y hasta alegría cuando estás con amigos charlando online y tratando de fastidiar al enemigo lo máximo posible.

 

 

Es algo propio de muchos juegos multijugador, sobre todo de guerra y disparos: la guerra es horrible y las armas son instrumentos de destrucción. Nosotros, gracias a la magia de la distancia y el tiempo (los dos elementos del humor, por cierto), usamos todo eso para jugar. Y no pasa nada: los niños también juegan a la guerra con palos que son pistolas y nadie les dice nada. Mi problema está en ofrecer ambos retratos dentro del mismo juego. 

 

¿Significa esto que no debería haber campaña? No. ¿Significa que el multijugador debería ser diferente? Tampoco. Lo único que me apetece señalar es cómo nuestro medio sigue apuntando siempre en la misma dirección y que no parece que vaya a cambiar. Sea eso bueno o malo, no lo sé, pero en algún momento tendremos que plantearnos cómo la jugabilidad afecta a lo que cuentas y cómo puede banalizar algo importante. ¿Quizás por eso casi ningún juego se atreva a hablar del presente real?

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