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El comienzo de Metal Gear Solid sigue siendo una perfecta combinación de interacción y no interacción 20 años después

Snake, ¡Snaaaaake!
Por Adrián Suárez Mouriño

Metal Gear Solid, el de PSX, ese al que le bailan los polígonos de sus modelados, sigue siendo una pieza formidable y muy disfrutable. Hace un par de días volví a él para recordarlo y para fijarme en algo que Hideo Kojima ha dicho unas cuantas veces: no importa que un videojuego tenga cinemáticas largas, siempre que estas estén bien rodadas, su iluminación y actuación esté bien conseguida y tenga luces de calidad.

 

Toda la cinemática inicial rodada con el motor del juego, como pasa de esta al códec y cómo se funde con esa primera parcela jugable que sirve a modo de tutorial sigue funcionando muy bien en pleno 2019, porque está bien hecha. Aunque el músculo técnico no acompañe, los niveles de producción y dirección son muy altos.

 

 

Todo ese primer tramo funciona muy bien también en lo jugable. No me tiembla el pulso al escribir que el tutorial de Metal Gear Solid es uno de los mejores que hemos tenido el placer de jugar. Ese ratito en el que tenemos que esperar a que baje un ascensor para meternos en él y subir hasta la superficie es muy rico. Nos permite comprender que los soldados Genoma son humanos, que jadean, que se adormilan y que se sorprenden. También conocemos más a Snake y todo su repertorio de habilidades básicas, e incluso hay pequeños elementos escondidos: dos raciones listas para ser encontradas si buscamos bien, charcos y ratas.

 

Pero lo mejor de este pequeño área, y que tiene mucho que ver con la rígida narración con escenas no interactivas que la preceden, es que para poder continuar con nuestra interacción tenemos que esperar. Sí, tenemos que pararnos, decidir pausar nuestro juego y aguardar. Es decir, voluntariamente aceptamos que se detenga el ritmo de juego para que este sigue, como quien acepta que una escena de vídeo le cuente algo, algo que es importante que entendamos para comprender el resto del ritmo de MGS

 

Merece la pena volver a poner Metal Gear Solid en una consola y jugar aunque solo sea este primer y pequeño tramo. Ya no solo porque se pone en valor a la forma que tiene Kojima de dirigir vídeo en un juego, también por las formas que tiene de mezclar interacción con suspensión de la misma. Esta pasión del director se extendía también a las voces. Para él era importante que hubiera actores de calidad interpretando a sus personajes y, por supuesto, el doblaje que tiene este título acaba de poner la guinda a uno de los trabajos más especiales de nuestra industria. Como aperitivo a Death Stranding, ya sabéis.


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