El comer en los videojuegos

Si el otro día hablábamos de lo que supone el ejercicio del salto en el videojuego y lo irreal que parece en nuestro día a día y en un ocio en el que se apuesta tanto por el realismo como el nuestro, hoy queremos hablar del hecho de comer y lo extraño y tonto que puede resultar que esa mecánica se siga respetando hasta el año 2013 y lo que quedará todavía. Huelga decir que el juego más popular de la historia en cuanto a comida no respeta ni una sola de las mecánicas que hemos obtenido con el tiempo, y es que nadie ha comido más en un videojuego que Pac-Man y su familia, pero el comer, como parte del juego, no se parece en nada a lo que conocimos en la obra de Namco.

¿En qué consiste el acto de comer en el videojuego? En algún momento de la historia se decidió que la comida subiría algunos de nuestros atributos físicos, como la energía o la propia vitalidad, algo que no tiene mucho que ver con lo que conocemos de una dieta más o menos sana. No conforme con ello, ni siquiera las comidas expuestas suelen ser excesivamente sanas, normalmente la máxima de la comida responde a que lo más grasiento y calórico nos sube vida, y así un objeto como el pollo asado se ha convertido en un icono de nuestra cultura lúdica.

De hecho, no son pocos los videojuegos que han usado esa iconografía para representar un alimento nutritivo como pocos y que cura nuestras heridas al máximo. ¿Quién fue el primero? ¿Quién decidió esa relación que duraría más de tres décadas? ¿Qué le llevó a esa conclusión? En fin, es un tema complicado, pero la nutrición nos ha llevado a cotas estúpidas que nos llevan a patear papeleras y comernos y bebernos lo que encontrábamos dentro. Pasaba con Final Fight o Streets of Rage y sucede hoy con Bioshock Infinite o Skyrim.

No es raro en Bioshock el encontrarse una mesa llena de alimentos y comer hasta reventar con el fin de subir nuestra vida, reducida ante la avalancha sufrida a base de tiros por Columbia. El proceso de digestión en nuestro cuerpo es inmediato, y la vida sube según nos metemos el producto en nuestra boca. Pocos son los títulos, de hecho, en los que el acto de comer dure algo más que milésimas de segundos: Monster Hunter lo hace y ha recibido críticas por ello. ¿Dónde quiero llegar? El acto de comer en un videojuego es tan diferente al de nuestra vida real que no podría ser divertido o útil hacerlo de otra manera, y creo que ahí entra de nuevo la magia de nuestro hobby: aceptamos esas normas sin cuestionarnos nada más y eso está bien.

¿Hemos sabido convertir la experiencia de comer en algo divertido más allá de verlo cómo lo hace nuestro avatar en la pantalla? ¿Se debe esa merma a la ausencia de algunos de nuestros sentidos cuando comemos en ellos? ¿Tiene sentido comer sin saborear? ¿De qué nos sirve? ¿Cómo lograr una mecánica de comer divertida y para qué? Otro infinitivo que se asimiló en el pasado y que desde entonces no ha cambiado ni tiene pinta o intención de hacerlo pronto.