El arte de buscar buenas piezas del videojuego

De vez en cuando se asoma por Ebay una de esas ventas que nos dejan anonadados a todos los aficionados al mundo del videojuego. En esta ocasión se trata del usuario kaisetsuna, que se desprende de su colección de cartuchos para Super Nintendo por unos veinticinco mil dólares. Claro está que, para tener este precio, dicha colección puede presumir de constar de todos los juegos lanzados para esta consola en el territorio americano, sin que falte ninguna de sus cajas. Tarea titánica que le llevó algo más de tres años a este coleccionista de Ohio, que así lo confesaba en reddit:

Este pack representa tres años de esfuerzo. Desde la búsqueda de cada cartucho en tiendas de juegos usados en mi estado -Ohio- hasta el intercambio con vendedores online; la ayuda de gente de todo el mundo para encontrarme juegos alrededor de sus zonas, donaciones de material que es imposible de encontrar a la venta en ningún sitio o cientos y cientos de horas limpiando y puliéndolo todo. Nunca he visto una colección tan completa como esta, y es poco probable que vuelva a aparecer algo similar"

Desde luego que servidor no tiene una colección como la que este compañero, pero tampoco me quedo manco en el arte de buscar pequeños tesoros de la industria del videojuego. Sé de primera mano qué es eso de indagar por las tiendas de segunda mano, mercadillos, de rebuscar a través de ebay, foros, etc... Y todo ello con el más que satisfactorio fin de poder tener en mis manos aquel ejemplar por el que mi corazón late más fuerte. En mi caso no colecciono por coleccionar, sino que me muevo hacia adquisiciones que de verdad supongan algo especial para mí.

Lo más grato de todo esto es cuando sin esperártelo te encuentras con obras de arte en manos que ignoran de medio a medio lo que tienen. Un buen ejemplo es el que puedo contaros de la Atari 2600 que luce radiante en una de mis estantería: paseaba con una amiga con un popular mercadillo sevillano, que se pone en la céntrica calle Feria todos los jueves desde bien temprano. Allí, contemplé atónico la consola con todos sus accesorios, e incluso la caja original y un cartucho de 32 in 1. Así pues, tocaba llevar a cabo la táctica de sacarlo de ahí a buen precio...

Es entonces cuando toma las riendas mi compañera, que pregunta por el aparato tratando de mostrar el menor interés posible. En su caso, le resulta fácil... mientras que yo hago lo propio para las cosas que a ella le interesan. 'Esto para qué es... ¿para la tele? ¿esto le puede gustar a un niño?', y preguntas del estilo que destilen desconocimiento y un interés ocasional. Cuando se le pregunta el precio y el caballero responde 'tres euros', uno tiene que reprimir la cara de sorpresa y asentirle a mi amiga con disimulo. Misión cumplida: una reluciente Atari 2600 con todo su cableado, mando, un juego y la caja, y encima perfectamente funcional.

Esto de cazar tesoros videojueguiles da para mil y una anécdotas. Ver esas caras madrugadoras una y otra vez recorriendo los tenderetes de los mercadillos, los Cash Converters, con rostros ansiosos por adelantársete, viéndote como competencia a la hora de pillar aquel Secret of Mana que está ahí solito a un precio increíble. O cosas como toparte con diamantes inesperados como un MSX tirado al lado de un contenedor (y funcionando como nuevo), buscar un Zone of the Enders 2 como loco por la red de redes para que, años después, Konami lo reedite a precio de saldo... Cientos de historias que, a buen seguro, alguno de ustedes también podréis contarnos.