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El actor y el videojuego

Y a Microsoft le encanta la idea
Por Bruno Louviers

Tras meses (unos veintitantos…) insistiéndonos en la redacción, por fin me animé a hacerle caso al maestro Pascual y me puse a jugar a la saga de Geralt de Rivia. Reconozco que he tardado demasiado en ponerme a ello, a pesar de haber recibido buenas críticas de los títulos por parte de varias personas más, a parte del señor Pascual. Al principio me costó lo suyo, principalmente porque la primera entrega se trata de un juego de hace ya seis años. Llegué a pasar los capítulos de introducción y lo olvidé unos meses. Pero hace poco volví a retomarlo con fuerza y lo he acabado con mucha satisfacción. Esos seis años de antigüedad se dejan ver en un apartado gráfico de la época, que tampoco me desagrada especialmente y, sobre todo, en unas mecánicas de juego toscas, que no son nada intuitivas. Esa es la razón por la que me costó pillarle el tempo al juego.

 

Terminada la primera aventura del brujo, he pasado hará unos días a la segunda de la saga. El cambio ha sido grande. Ahora ya hablamos de uno de los juegos con el mejor apartado gráfico de esta etapa que estamos dejando atrás, con muchas mejoras en las mecánicas de juego: más simples, más intuitivas, etc. Y muchas otras cuestiones relacionadas al disfrute del gamer. Pero hay algo que me ha impactado especialmente: los diálogos.

 

 

The Witcher cuenta con una historia muy interesante, situaciones inverosímiles que se quedan en la memoria y unos personajes carismáticos y muy humanos (de los de verdad, los que piensan en beber y f***ar de vez en cuando). El enorme fallo es el doblaje. En mi caso he vivido el juego con su doblaje original y, amigos, vaya pena. Las voces resultan muy pobres para la profundidad que aportan los personajes. Hablo de actuaciones planas, sin cambios tonales, relación con lo que está ocurriendo en la escena ni nada que realmente atrape al jugador. Por esa razón, de una parte del juego en adelante acostumbraba a asimilar los diálogos leyendo directamente los subtítulos y pasando rápido a la siguiente frase.

 

Ahora bien, en The Witcher 2: Assassins of Kings la cosa ha cambiado. Lo empecé hace menos de una semana, y me he dado cuenta de que no me sale natural pasar los diálogos de la misma forma que lo hacía con la primera entrega, incluso aunque tenga prisa o se trate de diálogos poco interesantes. Resulta que el trabajo de los actores es infinitamente mejor. Ahora hay mucha más coherencia entre lo que dicen y lo que sus voces quieren expresar; hay cambios en la entonación, en la intención… hasta ahora no he descubierto que Geralt tenía varios registros vocales, vaya.

 

 

Esto me ha hecho reflexionar sobre la necesidad de buenas actuaciones para entrar en el juego de los guionistas. Porque discúlpenme, señores, pero los gráficos no lo son todo. Me vienen a la mente las animaciones faciales de L.A. Noire. Qué cosa más real, ¿no? Bueno, sí, lo era. Pero funcionaba más como recurso para elaborar las mecánicas de juego que como un recurso para contar la historia, porque las intenciones de los personajes eran más obvias que las de un niño que se acaba de comer un chocolate y lo niega teniendo los morros marrones.

 

Estamos llegando a un punto en que los apartados visuales dejan cada vez más en evidencia el esfuerzo que se haya realizado capturando los movimientos faciales y corporales, en el que el entorno que aceptamos como real necesita de una presencia humana real. Ya no vale con leer un texto de 1000 páginas frente a un micrófono para pasar a otra cosa. Ahora la cosa va por otros caminos.

 

 

Bioshock Infinite, Last of Us, Beyond… esos son la clase de títulos que demuestran la relevancia de los actores en la historia. El secreto consiste en seguir las bases mismas del teatro: atenerse al aquí y ahora, el no anticipar reacciones, el dejarse modificar por el otro personaje. En estos juegos que cito las actuaciones tuvieron un tratamiento digno. Por eso los actores grababan los diálogos en persona, mirándose a los ojos, entendiendo y asimilando lo que el compañero le expresaba… Y por eso The Witcher 2 me da pie a escuchar todos los diálogos. Hay intención, hay emoción y hay sorpresa. Y así la historia entra sola… así da gusto.

 

Los doblajes son caros, claro que sí, pero todo jugador que tenga un mínimo de sensibilidad acusará inmediatamente cuando un doblaje se hace dándole la importancia que tiene y cuándo se hace para poder poner una pegatina en la caja. Porque para leer un texto en voz alta ya podemos hacerlo nosotros y, ciertamente, algunos pondrán hasta más pasión que la de ciertas locuciones.


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