1. Mundogamers
  2. Noticias
  3. 3DS

Echo de menos a Wario Ware y Bishi Bashi Special

Jugando a Mario & Sonic en los Juegos Olímpicos: Rio 2016
Por Adrián Suárez Mouriño

Tras estar jugando estas últimas semanas a Mario & Sonic en los Juegos Olímpicos: Rio 2016 ha sido inevitable, me he descubierto añorando mucho a ese magnífico WarioWare de Wii o aquel Bishi Bashi Special de PSOne. El título que reúne a Mario y a Sonic tiene algún que otro minijuego divertido, entretenido y hasta bien resuelto, pero le falta algo fundamental que sí tenían aquellos dos: una imbécil coherencia entre todos sus minijuegos como conjunto.

 

Mario & Sonic en los Juegos Olímpicos: Rio 2016 lo intenta con su modo historia pero tiene un problema: una vez jugado uno de sus minijuegos no quieres volver a jugarlo, tampoco este modo historia ¿y por qué hacerlo? Sabes que no existe un récord online que sea interesante superar, las mecánicas jugables son muy sencillas para que puedas disfrutar del minijuego en un tiempo convenientemente breve, y carecen de algo emocional, significativo, emotivo o distintivo que te haga desear volver a jugarlo por el mero placer de hacerlo.

 

 

WarioWare o Bishi Bashi Special, gracias a su ridículo sentido del humor, y reduciendo a la mínima expresión los minijuegos hasta formular rimbombantes, ridículos y estúpidamente maravillosos microjuegos, lograba que siempre quisieras volver a ellos, juntarte con tus colegas y volver a disfrutarlos. Jugar a uno de estos dos títulos era algo más que jugar a un minijuego,algo que se lograba gracias a la totalidad de todos ellos y a cómo se comportaban los unos con los otros en sintonía, como una gran experiencia en sí compuesta por pequeños momentos.

 

Es una cuestión de ritmo en la sucesión de unos y de otros. Un minijuego tiene un instante apasionante cuando los estás ejecutando; pero el paso de este al siguiente, cuando se nos explican sus mecánicas o cuando se acaban o empiezan son momentos insufribles, muy aburridos. Quienes hayáis jugado a los dos aquí mencionados sabréis que sabían cómo hacer de esta habitual debilidad de este género su mayor fortaleza.

 

Otro legendario ejemplo de colección de minijuegos es Mario Party. La saga que pasó por las manos de Hudson Soft y de Nd Cube aprovechaba ese espacio intermedio entre minijuegos para plantear un gran tablero e incluso en ocasiones un modo historia. Este planteamiento nunca llegó a funcionar del todo bien, le ocurre como a Mario & Sonic en los Juegos Olímpicos: Rio 2016, son unos cambios tan bruscos de ritmo entre minijuego y otra cosa que acaban dando pereza.

 

Quizás la energía de WarioWare o Bishi Bashi no encajen en nuestros días. Son títulos que por su propia naturaleza son cortos, eso si, acertadamente cortos. Gracias a los tableros o a este intervalo construido con su modo historia, jugar a todos los minijuegos se hace llevadero y hasta entretenido pero ¿rejugable? Jamás.


<< Anterior Siguiente >>