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E3 2019 - La cara de cabroncete de Link en Link's Awakening es el GOTY de la feria

Muñequitos pillines
Por Adrián Suárez Mouriño

Un juego que no esperaba que me fuera a apetecer tanto es The Legend of Zelda: Link’s Awakening. El culpable de mi deseo es la cara de cabroncete que tiene Link en el juego. Me parece todo un acierto recurrir a un estilo artístico diferente para reinterpretar al héroe. Link nunca ha sido pillo, siempre lo he considerado como un ‘mandao’, un chico bueno para todo, pero en Link’s Awakening parece que la cosa ha cambiado.

 

¿Y qué ha motivado este cambio de personalidad? Para empezar, que podemos robarle al tendero cosas si lo pillamos despistado y, para acabar, la propia naturaleza desenfadada fresca y jovial de este spin-off. De todos es sabido que este juego no nació con una planificación escrupulosa ni como parte de un proyecto grande, sino como un Zelda hecho en los ratos libres de los empleados y como hobby. Eso facilitó el lanzamiento de un capítulo loco, mágico, capaz de mezclar desplazamiento lateral con vista cenital, con mucho humor, no canónico e inolvidable.

 

 

Ese espíritu se ha condensado en el propio y nuevo rostro de Link que, por primera vez, adquiere en su expresión ese mismo carácter: de cabroncete simpaticón, pillín y valiente. Este es un tema interesante: cómo cambia la representación del héroe en un remake con una mejor tecnología y con todo lo que el tiempo ha hecho por la licencia. En el caso de Final Fantasy VII Remake se ha optado por el Cloud lánguido que hemos visto en Dissidia, Kingdom Hearts y otros en los que sí veíamos su rostro; pero la forma de comportarse en el juego original era chulesca al principio; venía a currar por Avalancha, cobrar y a otra cosa. Es decir: se ha reescrito su personalidad. Y esto me gusta porque me parece un uso responsable del tiempo y de la técnica gráfica; es decir, una excelente manera de ‘repensar’ el corazón del título.

 

Con esta filosofía, ahora Link mira más al jugador y se jacta de sus pillerías; es decir, él también ‘juega’ mientras con él juega a su vez el jugador, y el muñequito lo sabe. Si observamos su amiibo, veremos que su mirada es distinta a la del Link de siempre, ahora parece más consciente de su identidad y de su valor. En resumen, estoy enamorado de este diablillo y de este manejo del arte para reescribir personajes. Lo que no se puede hacer es ofrecer una mayor definición del héroe  sin repensarlo y tan solo dejarlo todo más bonito.


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