E3 2017 - Vampyr, una mezcla de La Mascarada y Vampire Diaries
Como una mezcla de La Mascarada, Vampire Diaries y la obra de Anne Rice, Vampyr se ha mostrado en un potente vídeo ingame que aprovecha el marco incomparable del E3 2017 para mostrar todas las bondades de un juego que, incomprensiblemente, ha quedado fuera de las conferencias del evento angelino. Focus Home y Dontnod Entertainment, los padres de Life is Strange, han puesto todo su empeño en que no nos quedemos sin saber más del prometedor título y han publicado el vídeo de forma directa para que vayamos haciendo sitio para el momento en que llegue finalmente a las tiendas este año, más concretamente en noviembre, para Playstation 4, Xbox One y PC.
Una bestia humanizada
Vampyr nos pone en la piel de Jonathan E. Reid, un cirujano militar británico que a muchos os recordará al John Watson interpretado por Jude Law en las últimas películas de Sherlock Holmes, que guarda una peculiaridad respecto al personaje de las obras de Sir Arthur Conan Doyle: ha sido mordido por un vampiro y en este momento está luchando contra la naturaleza de la bestia para no perder su humanidad.
Con un plantemianto desgarrador de ese dilema moral que ya podía apreciarse a lo largo de la obra de Bram Stocker, especialmente en las palabras fiales de Mina Murray en la versión cinematográfica de Francis Ford Coppola, Vampyr mezcla muchas ficciones literarias, cinematográficas e incluso jugables para dar como resultado un personaje capaz de rendirse a sus más bajas pasiones o de resistir a la sed de sangre y aferrarse a su humanidad.
La forma en la que Dontnod plantea este dilema moral es muy rica, bebiendo no sólo de los diálogos y nuestra forma de interactuar con el resto de personajes del videojuego, sino también de nuestras decisiones explícitas en determinados momentos del juego y de nuestras acciones, dejando que sean estas las que narren cómo estamos decidiendo evolucionar a nuestro personaje.
Historia y decisiones
Vampyr nos sitúa en un Londres oscuro, es de suponer que a principios de siglo XX por el brote de gripe española que asola la ciudad y que hace apostar por un periodo entre 1918 y 1919 en el que el Reino Unido está aún curándose de las heridas de la I Guerra Mundial y reconstruyendo la capital inglesa tras los intensos bombardeos iniciados en mayo de 1915.
Esto da como resultado un jugoso caldo de cultivo en el que tenemos una sociedad acostumbrada a la muerte y a la lucha unida a los princpios de la cirugía médica de campaña, previa al descubrimiento del penicilium por parte de Alexander Pascal en 1928, y una sociedad dividida entre crueles cazadores de vampiros, vampiros y simples seres humanos que sirven de carne de cañón en la guerra entre ambas facciones.
Es aquí donde etra en escena nuestro personaje, Jonathan E. Reid, un cirujano militar de alto rango acostumbrado a los horrores de la guerra que ahora se ve obligado a convivir con su naturaleza vampírica con una serie de reglas impuestas por Dontnod y que nos obligarán a alimentarnos de víctimas sanas si queremos aumentar nuestros poderes, lo que se traduce en aumentar el caos de la ciudad y convertirnos en el objetivo de los cazadores, o bien mantener nuestra humanidad sin atacar a los inocentes, lo que supone debilitarnos frente a las facciones que controlan la ciudad.
Un motor muy ingenioso que huye de la barra del bien y el mal y que se centra en la realidad del mundo en el que vivimos al tener consecuencias de forma creíble y no como un medidor de karma que nos permite brillar o convertirnos en una sombra. La forma en la que Dontnod nos permite jugar, convirtiendo Vampyr en un juego cercano a la avenura gráfica o una vorágine de destruccción sanguinaria es, por ahora y a falta de ver en qué se concreta todo, de aplauso.
Una nueva Mascarada
Aún queda por ver cómo es el producto final, pero por ahora Vampyr sorprende, atrae y muestra unos entornos y personajes muy ricos de los que puede surgir una gran historia. La nueva obra de los padres de Life is Strange puede muy bien ser una partida al juego de Vampiro La Mascarada en la que debemos ocultar nuestra naturaleza y decidir en todo momento qué nos conviene hacer o qué deseamos que sea el juego. Sólo queda por confirmar la diablerie para que el título se me antoje un imprescindible para este año.
¡Nos leemos!
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