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E3 2016 - Watch Dogs 2, su cambio de tono y la violencia

¿Será suficiente?
Por Álex Pareja

Uno de los títulos más importantes del año para Ubisoft es Watch Dogs 2, que tiene en su haber la difícil tarea de sustituir a la entrega anual de Assassin's Creed a todos los niveles, sobre todo en términos de ventas. Después de lo ocurrido con la primera entrega, que vendió como churros pero también fue considerado como tal por la prensa y la mayoría de aficionados, toca dar esa vuelta de tuerca que hemos podido ver en el E3 2016.

 

Lo primero que llama la atención, ya que es un cambio brusco que se nota a primera vista, es el cambio de tono general. La ciudad, San Francisco, es mucho más colorida, además de que su protagonista no tiene absolutamente nada que ver con lo que vimos en el primer juego. En Watch Dogs 2 encarnamos a Marcus Holloway, un hacker cuya personalidad le lleva a escuchar música mientras realiza sus peligrosas hazañas, porque es un tío guay. Lo mismo podríamos decir del resto de personajes y situaciones del juego: parece que no se toma tan en serio a sí mismo, aunque los temas que trate lo sean.

 

 

Es difícil saber si este cambio va a beneficiar a Watch Dogs 2 o no, ya que también tenemos ejemplos en el mercado de sagas de mundo abierto cuyo punto característico es esta falta de seriedad, pero al menos el intento se deja notar. Al final, la meta del jugador siempre va a ser desplazarse por un mundo abierto típico de Ubisoft, repleto de iconos, mientras supera misiones principales y secundarias. En este caso, al igual que en la primera entrega, podemos modificar prácticamente cualquier aparato tecnológico que esté a nuestro alcance para utilizarlo a nuestro favor.

 

La premisa es interesante y aunque se utilizó en el primer juego, también tiene mucho potencial y sigue sintiéndose original. El problema principal es que Watch Dogs 2 no parece que vaya a sacar todo el partido a nuestros posibilidades de hackeo a no ser que seamos nosotros mismos los que nos empeñemos en ello. Sí, el director del juego ha confirmado que podemos pasarnos el juego al completo sin matar absolutamente a nadie, simplemente superando cada situación con nuestras posibilidades tecnológicas, pero las misiones siguen culminando en los mismos tiroteos y las mismas secuencias de acción que ya nos hemos hartado de ver en multitud de otras obras, incluidas las de la propia Ubisoft.

 

Es una pena que por la propia naturaleza de Watch Dogs 2, que no es otra que la de convertirse  en esa obra que llega para venderse todo lo posible, no se exploten esas facetas tan interesantes que el juego sigue planteando a pesar de ese cambio de tono. Sí, podemos decidir no ser letales en toda nuestra aventura, pero eso no impide que el título siga pareciendo otro juego de mundo abierto típico que no parece que vaya a aportar nada al género ni a la industria. Tampoco lo pretende, por supuesto.


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