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E3 2015 - Mujeres, hombres y videojuegos

Gente que hace dinero despreciando el intelecto femenino
Por Rafa del Río

Ayer leía el texto de Kysu acerca de la proliferación de mujeres en el mundo de los videojuegos y, por primera vez en mucho tiempo, no pude menos que aplaudir hasta con las orejas. Tanta sensatez y lógica en un tiempo que parece estar volviéndose loco por momentos necesita ensalzarse a riesgo de quedarnos idiotas si no lo hacemos y lo obviamos. 

 

Un mundo que se vuelve loco por momentos

A decir verdad, y sintiéndolo mucho, hay veces que me vuelvo un poco loco cuando leo sobre el machismo y los videojuegos, especialmente cuando la lectura recae sobre una manipulación más que interesada a la que cualquier comentario o actuación supone machismo por el mero hecho de poseer, su culpable, escroto. Nunca he entendido esa partición, esa necesidad de alimentar odios y redirigir al rebaño por el camino de la verdad, la razón, la igualdad de boquilla que no de facto y la ciencia de lo absoluto que no permite objeción. ¿Alguien ha dicho religión? Pues no, me refería al falso feminismo.  

 

Crecí en un salón arcade -en varios, mejor dicho- y mi segundo beso con una chica fue a la edad de 13 años contra la pared de una cabina del juego 1942 en los recreativos Pacheco -curiosamente mi primer beso con un chico fue también en un recreativo, aunque muchos años después y bastante menos espectacular- Por tanto, y por si alguien no lo pilla, en los recres había chicas, y no sólo de postureo: Jugaban al Pang, al Tetris, al PacMan y al Parodius, sí, pero tambén jugaban al Strifa, al Out Run, al Gauntlet, a Golden Axe, a Punisher y a mil juegos más.

 

Que hubiera chicas en los recreativos molaba, y no sólo por los besos contra la cabina arcade que estuviera más apartada, sino también porque le daban otro rollo a un territorio que muchos se empeñan en considerar de machotes aunque no sea así o, al menos, no lo fue en mi guardia. Hablábamos con ellas, echábamos un pitillo cuando todavía se podía fumar, echábamos un billar, en versus o por equipos, y también una birrilla. Y lo mejor, mientras hacíamos todo eso, nos acostumbrábamos a algo que parece que según la Sarkeesian la gente no entiende: a que, a pesar de las diferencias más que obvias, los hombres y las mujeres somos iguales.

 

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A este respecto, recuerdo una situación divertida con la máquina de HangOn en los recreativos Sacramento, allá en el caso antiguo de Cádiz cuando uno aún tenía pelo en la cabeza y no en los huevos. Una amiga se subió a la máquina -una inmensa moto rojo con la pantalla en el salpicadero- y estuvo un rato jugando mientras yo, adolescente y cóctel de hormonas como era entonces, le miraba el culo embelesado. Cuando término la partida echó diez pavos a la máquina -las de forma fashion eran más caras- y me dijo: 'ahora me toca a mí mirarte el culo'

 

¿Vais viendo por dónde voy?

Estoy francamente enganchado al artículo de mi compañera porque le ha echado un par de ovarios para no caer en el insulto fácil, en el odio, en la queja y la estupidez. Ha retratado una parte del mundillo que ella conoce y que considera que está evolucionando. Me flipa que no haya aprovechado para emular las sandeces de la Sarkeesian creando una barrera invisible que separe mujer liberada de pene con patas y pestazo a Varón Dandy, y me flipa porque eso demuestra que cree en la afición, que de verdad es una persona que juega videojuegos 'a pesar de' esa putada que le hace la naturaleza una vez cada 28 días y que, para colmo, con sus palabras está dibujando el mundo en el que yo quiero que crezca mi hija. Un mundo en el que aún queda mucho por hacer y que aún así reconoce las cosas por lo que son y no por lo que da dinero decir que no deseamos que sean. 

 

¿Existe el machismo en videojuegos? Por supuesto, gilipollas y pagafantas hay en todos lados, pero eso no significa que lo invada todo ni que sea superior al machismo absurdo y agresivo que se da a pie de calle cada puto dia que amanece o cada noche que el sol se acuesta. Existe el machismo y la mala educación como existen la estupidez humana, la ignorancia, la maldad y la simple ira. Y sí, por supuesto hay que erradicarlo, pero eso no es óbice para convertir esta situación injusta en un pozo sin fondo del que sacar dinero mientras se siembra el odio para que esta situación nunca se solucione, para que el pozo no deje de manar como la fuente que, según mintió Marco Polo, daba miel y vino a los captados para la secta hashishi

 

La mujer es muy superior a lo que algunas tipas nos venden,

y eso a pesar de ser seres humanos, lo que ya de por sí tiene mérito... Pero esperad, que me lío. Digo que la mujer es superior a lo que algunas tipas nos venden porque hay supuestos argumentos feministas que ocultan de fondo un machismo de 'quédate en la cocina y limpia', de 'chupa y calla y hazme caso que yo sé qué es lo mejor para ti'. Un machismo disfrazado que, como padre de una futura adolescente, me pone de una mala leche que ríete tú de Hulk. Me refiero, por ejemplo, a esa puñetera manía de mirar la carta del menú y pedir lo que va a comer la chica, equivalente de esa manía del 'hace falta más personajes femeninos en los videojuegos'.

 

Lo he hablado con amigas que juegan online y offline, lo he hablado con mi mujer, que es videojugadora de móvil, y lo he hablado con Kysu antes de escribir este texto: ¿De verdad valoramos tan poco la potencia natural de la psique femenina como para pensar que es incapaz de jugar a no ser que le pongan una muñequita de protagonista? ¿En qué lugar deja eso a la mujer que tanto dicen defender las figuras públicas que viven de este cuento que más que de hadas y princesas es de esclavas? 

 

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Castillo de princesas... ¿O de caballeros? Pues los dos y que elija ella.

 

En un momento en el que la sociedad se conciencia de la estupidez del machismo en los juegos de la infancia. En un momento en el que, por fin, un niño puede concudir una moto rosa o pasear un carrito de bebé por el parque sin que su padre, avergonzado, lo corra a collejas hasta casa. En un momento en el que cualquier niña puede liarse espadazos en el parque y ser pirata, bandolera, orco o lo que le salga del mismo coño, resulta que nos vienen los clones de la Sarkeesian y, con ayuda de sus imitadoras -las diversas franquicias que se han ido asentando a lo largo y ancho de este a veces asqueroso planeta-, nos dice que no. Que le tenemos que dar recortables de princesas a las chicas en forma de personajes femeninos para que así 'entiendan los videojuegos y no se asusten y se vayan'.

 

Vayanse a tomar por culo, voces indignadas que propugnan la igualdad a golpe de comparaciones. Yo a mi hija le digo que es guapa, sí, pero también que es fuerte, que es inteligente y que será lo que quiera ser en esta vida y se liará con lo que le de la gana liarse en esta vida. ¿Qué pasa si una mujer quiere jugar a ser un vikingo hyperhormonado, un ladrón al que le llegue el trasto por la rodilla o un madurito de cuarenta años, calvo, que se dedica a liarse a tiros en Brasil para salvar a no recuerdo quién? ¿Los hombres podemos jugar a ser badass women pero las mujeres no pueden jugar a ser mazas descerebrados? Y lo que es más importante... ¿Tan grande es la diferencia entre manejar a Lara o a Nathan?

 

Un poco de menos estupidez haría al mundo brillar

Porque hasta donde llego, nadie ha pensado nunca que Tomb Raider sea injugable ni asuste a los hombres porque la protagonista sea una mujer, nadie ha dicho nunca que Venetica sea 'un juego para chicas' sólo porque interpretes a una princesa del averno que debe salvar a su novio de entre los muertos, y nadie ha dicho jamás que Resident Evil tenga partes injugables porque una de sus PJs tiene que tomarse el Yasmine entre luna y luna.

¿Queréis saber algo gracioso? 

Siempre he preferido a los personajes femeninos. En Golden Axe me pillaba a la guerrera, en Alien Storm a la chica de rojo, en Strifa era imbatible con la china de las magdalenas en la cabeza y en Samurai Shodown podría partirte el culo en tres trozos con Charlotte antes siquiera que pudieras decir 'Hajime'.

 

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Los videojuegos, queridos míos, son videojuegos. Son obras conclusas, terminadas, que nos ofrecen una visión del estudio y sus desarrolladores acerca de un mundo de fantasía, de una realidad inventada o de cualquier otra paja que, en ese momento, le apetezca a sus autores hacerse, que por algo es su juego y se lo follan cuando quieren. Mola que el mundo del videojuego avance y tenga en cuenta la cotidianeidad desde el punto de vista de la persona individual, que trate problemáticas sociales que son propias a un género en cuestión, y que este tipo de obras sean disfrutadas y ayuden a abrir la mente de los neandertales que aún pululan nuestra tierra.

 

Sin embargo no se puede neandertalizar al creador porque no hace lo que queremos, y menos cuando lo que queremos es, desde el púlpito de un machismo que se disfraza de pseudo-feminismo, volver a encerrar a la mujer en un gueto que ya no es la cocina o el harem y ahora es el de 'este juego sí es para ti' / 'este juego no lo es porque no tiene prota femenina'.

 

Nunca oí que hubiera que meter chicos en un shôjo para que a los tipos les gustara el manga considerado en Japón como para chicas, y sin embargo soy capaz de cantaros entera la intro de Marmalade Boy en japonés -foneticucho, eso sí-. Tampoco escuché que hubiera que cambiar el argumento del shônen para que atrajera al público femenino, y ahí tenéis las masas ingentes de narutardas y fans de One Piece que se niegan a pasar de un producto sólo porque algún retrógrado sigue pensando que hay cosas 'para chicos' y cosas para 'chicas'. Hasta donde yo llego, y perdonadme si me equivoco, lo único que hay exclusivo para chicas en este mundo son las compresas, y lo único que hay para chicos es la viagra y el minoxidil... Y bien pensado, ni eso.

 

Así que dejad de marear la perdiz o dejaremos de leernos.


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