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E3 2015 - Final Fantasy VII no necesitaba un remake

Hay otros que sí
Por Kysucuac

Mucha gente soñaba con algo como esto. Sony anunciaba esta madrugada una de las mejores noticias para el mundo de los RPGs: El remake de Final Fantasy VII. Todo el mundo aplaudía al ver su sueño hecho realidad. Menos yo, porque a mí, la verdad, me la suda un poco. Es más, estoy más que cansada de todo lo que Cloud y sus amiguitos han provocado. La fiebre por Final Fantasy VII no se va a acabar nunca: El propio juego, luego la película, después la precuela, y ahora el remake. Lo siento, pero, para mí, la séptima entrega de la saga Final Fantasy no es la merecedora de todo esto, ni mucho menos. Odiadme todo lo que queráis, pero yo lo pienso y lo siento así.

 

Antes de que Squaresoft pasara a ser Square Enix, dio a luz grandes obras maestras que nos deleitaron a lo largo de los años. Si bien algunas tienen un argumento que roza lo absurdo ('Venga, dejemos inconsciente al malo en la sala en la que está el objeto que quiere robar y vayámonos a celebrarlo' – Final Fantasy IV), otras nos contaron historias increíbles. Nos han hecho llorar, nos han hecho reír y nos han hecho cabrearnos en algunas ocasiones, reiniciando la consola una y otra vez para volver a empezar desde el punto de guardado. Me pongo a pensar en esas sensaciones y Final Fantasy VII es el último que me viene a la cabeza. Que sí, que qué penita que se muere noséquién (mirad, que ni menciono quién, por si a día de hoy todavía hay alguien que no lo sepa), un personaje, bajo mi punto de vista, totalmente inútil; que hay que ver la crisis existencial del protagonista, que el mejor malo de la historia (Kefka se remueve en su tumba celestial), bla bla bla. Sandeces.

 

 

Reconozco que Final Fantasy VII fue toda una revelación en muchos sentidos, pero, ¿de verdad os gusta tanto? ¿Qué lo hace tan especial? Me gusta pensar que todo su éxito se debe a dos razones principales: La primera, que fue el primero (valga la redundancia) de la saga en salir en español y para PlayStation; la segunda, que supuso el salto al esperadísimo 3D, más o menos. ¡Si los muñecos hasta parpadeaban! Y eso que Cloud era un cuadrado con pinchos amarillos, pero consiguió conquistar a muchas chicas que lo encontraron la mar de atractivo. Por no hablar de Aerith y su sonrisa (?), o de Tifa y su... carisma. Carisma tridimensional. Pero creo que el encanto de estos personajes queda muy eclipsado por el de otros, como los protagonistas (sin contar a Terra hasta bien entrado el juego) de Final Fantasy VI.

 

Vale, sí, el sexto de la saga es mi favorito, y verlo ahí olvidado en lo más profundo de Dissidia me duele en el alma. Final Fantasy VI me conquistó desde el minuto 1 de juego, y eso que estaba en inglés y yo no entendía ni la mitad de las cosas. Eso sí que era una historia, eso sí que era un malo, eso sí que era una crisis existencial del (más bien la) protagonista. ¿Y qué me decís de Final Fantasy VIII? Si hicieran un remake de eso, ya estaría casi todo el trabajo hecho, sólo habría que eliminar de todo el juego a Rinoa, que es otra que sobra muy mucho, pero todo lo demás es perfecto. De verdad que respeto a todos los amantes del séptimo, pero, ¿no creéis que está sobrevalorado? Más que sobrevalorado, ¿no pensáis que ha sido duramente prostituido?

 

Porque una precuela está bien, sobre todo teniendo en cuenta la naturaleza de Cloud, pero que sea el centro de toda la saga no es necesario. Ya le habéis dado a Final Fantasy VII minutos de fama de más, no necesitaba este remake, por mucho que los fans lo quisieran. De verdad, Square Enix, tenéis grandes obras en el baúl de los recuerdos que no deberíais olvidar.


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