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E3 2001: Dreamcast se va; Cube y Xbox entran

Los E3s históricos, vol.5
Por Toni Piedrabuena

El E3 de 2001 enfrentaba a una moribunda Dreamcast y una luchadora PlayStation 2 con sus nuevos rivales, Game Cube y sobre todo Xbox, que impulsaba a Microsoft a meterse en el terreno de los videojuegos, como venía avisando en ediciones anteriores de la feria. La máquina de los de Redmond ya era una realidad, y Nintendo ponía toda la carne en el asador para presentar su nueva revolución. Sega preparaba la que sería su última aparición en el evento de Los Ángeles con una consola propia y Sony se lanzaba al estrado con la tranquilidad de ser la líder del universo videojuego.

 

GameCube se presentó en el Space World del año pasado, pero el E3 suponía una cita importántisima e ineludible para Nintendo, que tuvo que sacar pecho con lo que se avecinaba en su futuro más cercano. Entre los juegos que enseñaron estaba la secuela de Smash Bros o un Kameo que era jugable en la máquina de los de Kyoto. Parecía claro que la relación entre Nintendo y Rare duraría por mucho tiempo, pero nadie adivinaba lo que ocurriría con el paso de los años. Game Boy Advance, a pocas semanas de ser lanzada en Occidente, se mostraba con su línea de juegos de lanzamiento y garantizaba, casi que el futuro portátil estaría dominado también por Nintendo.

 

Kameo en Game Cube presentaba un aspecto espectacular

 

Según leo en IGN, Xbox metió la pata hasta el fondo en muchas cosas. La primera en la frente fue celebrar la conferencia el día después de la de Sony... con fiesta post-conferencia con una barra libre que dejó fino filipino a más de un profesional. Desgraciadamente no fue la única metida de pata: resulta que tras confirmar el lanzamiento de la máquina a finales de 2001, decidieron sacarla antes en Japón que en Europa, un movimiento poco acertado que dio más dolores de cabeza que beneficios. De hecho, más que beneficios dio pérdidas. Abundantes pérdidas.

 

De hecho, el catálogo de la máquina se presentó bastante pobre, y no fueron muchos los nombres importantes que dieron caché a la consola y que verdaderamente fueran conocidos a ojos de los usuarios menos especializados. Halo, que no dejaba de ser una prometedora promesa, alguna franquicia interesante de Sega, Dead or Alive 3 y... Fuzion Frenzy. Parecía una quimera que Microsoft aguantase el pulso a Sony y Nintendo, y menos apoyándose en el mercado on-line en coonsolas. Hiroshi Yamauchi, legendario presidente de Nintendo, no dudó en calificar a la competencia americana como un batalla distinta a la que iban a librar ellos con su Cubo. No obstante, aquí están, encarando una tercera consola y luchando, de nuevo, por hacerse querer.

 

Momento histórico

 

De hecho, de la mano de la empresa japonesa llegó una de las sensaciones del evento de 2001, que fue, sin duda, la demostración jugable de la décima entrega de Final Fantasy en exclusiva para PlayStation 2 y comandado por el mando de Square en su momento más alto de estima y credibilidad. Las colas para probar la aventura de Tidus eran kilométricas, y se convirtió en uno de los grandes videojuegos del primer evento angelino del siglo XXI. Los éxitos cosechados con las tres entregas anteriores en exclusiva para consola en PlayStation había puesto muy altas las expectativas ante el décimo capítulo, pero no era lo único que tenía Sony entre manos.

 

Square presentó en Occidente uno de los desarrollos que más marcaron la pasada generación: Kingdom Hearts. La colaboración entre la factoría de juegos de rol japoneses y Disney en un producto que no dejó a nadie indiferente. Quién nos iba a decir cómo seguiría todo años después, ¿verdad? Igual que el año anterior, Konami y Hideo Kojima dejaron con la boca abierta a los jugadores de todo el mundo con una nueva muestra del poder de PlayStation 2 con Metal Gear Solid 2 corriendo en su sistema. La mentira piadosa de poner a Snake en momentos en los que controlábamos a Raiden fue una jugada mediática que se recordaría por los tiempos de los tiempos, una de las tretas más míticas que nos ha hecho el bueno de Kojima en su dilatada carrera.

 

Tráiler antes del lanzamiento. Es curioso ver las partes que conocemos del juego original y los cambios que sufrirían en el juego final

 

La historia de Sega era bastante triste: en enero ya confirmó que abandonaba la realización de hardware, y desde ese preciso momento las noticias que corrían era sobre su despiece y qué empresas se quedarían con sus licencias. Imaginad que el cartucho de Sega pasaba de ser exclusivo para su marca ha convertirse en el Rolls Royce que todos podían montar, y sus licencias entonces eran deseadas y respetadas como las que más. Tanto era así, que se decía que Sega podía convertirse en la third party más importante del momento, por delante de toda una Electronic Arts. Crazy Taxi, Virtua Fighter, Jet Set Radio, Panzer Dragon, Metropolis Street Racer, Sonic o el eterno Shenmue hacían las maletas y viajaban a otras plataformas que le darían cobijo para sus futuros capítulos, si es que para ellas existía un futuro, claro.


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