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Dreamfall Chapters y Horizon: activismo social y feminismo en el videojuego

Una nueva forma de concienciar a la población
Por Rafa del Río

Hablar de Dreamfall Chapters u Horizon: Zero Dawn es hablar de activismo social y feminismo. Desde que el mundo es mundo, y de eso ya han pasado un par de horas, las formas de ocio han encerrado siempre una moralina, una moraleja no siempre declarada, destinada a movilizar al público hacia una forma de pensamiento. Desde los cuentos prehistóricos que tan bien retrata la película Los Croods hasta las series estadounidenses, los programas de La Sexta -o Intereconomía- y el cine bélico, todos tienen como objetivo concienciarnos sobre cierta situación social, hacernos entrar en consonancia con determinadas líneas de pensamiento y/o adoptar distintas costumbres y usos en pro de la línea de pensamiento oculta, o no tanto, tras su creación. 

 

Siempre he pensado que cualquier forma de arte que se rinde a la política es, como decían en Beyond Good and Evil, propaganda, pero eso no evita que aplauda al mundo del videojuego cuando decide optar por la línea del activismo social a través de sus guiones, como ya en su momento hiciera el mencionado juego de Michael Ancel, seguido de cerca por otros títulos como Marck Echo's Getting Up, Mirror's Edge o inFAMOUS.

 

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Beyond Good and Evil

 

Plasmando el conflicto social

Muchos son los juegos que en algún u otro momento han optado por plasmar la naturaleza humana en su más fea faceta para, mediante la creación de lo ficticio, reflejar lo horrendo de la realidad social, exagerado a veces y no tanto en otras.  Juegos como This War of Mine, Papers Please o Tomorrow Children, intentan demostrar hasta qué punto es capaz de llegar una sociedad en estado de emergencia, relegando al individuo al papel de ganado, mano de obra o fuente de recursos. 

 

El uso de la distopía se une al género postapocalítico bebiendo no sólo de las obras de Huxley, H.G. Wells y Ray Bradbury, sino también de la saga de películas Mad Max o los cómics de The walking Dead para ofrecernos mundos rotos como los de Fallout, Technomancer o The Last of Us, mundos plagados de pesadillas monstruosas en los que, a pesar de mutaciones y criaturas, el peor enemigo es, siempre, el dueto que surge entre el ser humano ambicioso y el poder. 

 

tomorrow children

Tomorrow Children

 

Inactividad social

Sin embargo, y aunque muchos son los tíutulos que usan este reflejo para mandar su mensaje al usuario, pocos son los que hacen hincapié en el activismo social, en animarnos a ser parte de la denuncia y compartir de forma activa esta situación de injusticia social que se plasma, ya sea en aras de un totalitarismo, un regimen de excepción o una cultura segregacionista. 

 

Ken Levine nos muestra esa sociedad corrompida y distópica en sus primeros Bioshock, llegando al cúlmen de su obra con Bioschok Infinite: la esclavitud, el segregacionismo y la explotación obrera. Sin embargo, a la hora de la verdad, nos sentimos con las manos atadas en ese mundo en el que lo único que podemos hacer por enmendarlo es disparar a todo lo que se mueve mientras la población espera escondida en casa para o llevarse una bala perdida. 

 

Al final todo parece estar destinado a ser un mero mensaje que llevarnos de regalo tras terminar el juego, una sensación de 'las cosas están mal' que, a la hora de la verdad, se convierte en una simple pátina que se diluye con el tiempo y que, al final, no somos capaces de reordar junto a los tiroteos, los chasqueadores, los handymen y los píxeles de aquél juego que jugamos hace tanto.

 

bioshock infinite

 

Activismo social

Pocos, muy pocos son los juegos que logran salir de la cáscara y convertir el activismo social en algo más que un pretexto para convertirnos en héroes o ver cómo crece una barrita para lograr así niveles de karma que hagan que nuestro personaje brille. Me refiero a títulos que logren que comprendemos la situación que viven los individuos de su universo, reflejen con ella la dura realidad que en ocasiones vivimos en nuestro planeta y consigan que conectemos con esta injusticia de índole social y luchemos contra ella por decisión propia, llevándonos esta lucha con nosotros al mundo real y mejorando, en fin, las cosas. 

 

Afortunadamente, y aunque sean pocos, los hay. Hablaba al principio de Beyond Good and Evil, un buen ejemplo de esto junto a otros títulos como Horizon: Zero Dawn, Jak II o el presente Dreamfall Chapters. Juegos que logran que entremos en sintonía con su mundo y que seamos capaces de no comulgar con las leyes impuestas, no por un beneficio para nuestro personaje, sino por el mero hecho de querer cambiar las reglas. 

 

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Aloy, una gran mujer a imitar, junto a Rost, un gran hombre a imitar

 

Aloy y su cambio de mentalidad

La llegada de Horizon: Zero Dawn supuso una gresca innecesaria en algunos sectores del público que, por un lado, arremetieron contra Guerrilla por elegir un personaje femenino, y, por otro, fueron arremetidos por parte de un sector que no entendía que a estas alturas del juego deba importar el sexo del personaje. Una pena, francamente, porque en medio de la polémica se diluyó gran parte del mensaje social de Horizon y que iba mucho más allá de si su protagonista hace pipí de pie o sentada.

 

Con Aloy, Guerrilla Games trata en profundidad el tema del feminismo, sí, pero lo hace desde el punto de vista del cambio y junto a elementos de igual importancia como el segregacionismo, el absolutismo religioso, la explotación y la esclavitud. Aloy tiene gran fuerza como mujer que elige su camino, pero tiene la misma fuerza como buscadora, miembro importante de un pueblo que rechaza la injusticia social y se convierte en un personaje importante de su tribu a quien no le importa romper los tabús y relacionarse con parias, defender a todos sin importar raza ni cuna, y romper las reglas de siglos de superstición y abusos. 

 

Aloy es una suerte de mesías post-apocalíptico que brilla como mujer y como persona, que se enfrenta al orden establecido y que supone el cambio de mentalidad y de normas. Nacida como paria y criada por uno de los mejores referentes masculinos que he tenido la suerte de ver en un videojuegos, Rost, el papel de Aloy como mujer fuerte y luchadora es un faro de guía gracias a todo lo que rodea a sus acciones y decisiones en su particular mundo de bestias robots. 

 

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El camino conocido o enfrentarse a lo desconocido. Muchas de vosotras estaréis familiarizadas con este concepto.

 

Dreamfall Chapters y el activismo social

Cuando empecé a jugar a The Longest Journey, el dependiente de la ya extinta Gamestop me lo vendió como 'un juego intereante pero para chicas', una demostración de que poquito a poco las cosas están cambiando y de que en Gamestop contrataban a cualquiera. ¿Por qué era TLJ un juego para chicas? Pues porque su protagonista femenina, April Ryan, 'no enseñaba cacho' y era capaz de avanzar en la aventura sin la ayuda de ningún He-man que le abriera camino. 

 

Trece años han pasado desde ese 'juego para chicas' y ahora, tras grandes juegos 'para chicas' como Venetica o Alice Madness, el mercado parece haberse dado cuenta de esa tontería de mezclar los juegos con el shojo y el shonen y se limita a lanzar juegos estupendos -o no- con protagonistas de ambos géneros. No creo que a nadie se le pase por la cabeza que Dreamfall Chapters sea 'un juego para chicas', pero sí, afortunadamente una de sus protagonistas es una mujer fuerte, decidida, y que milita en un partido político que busca la igualdad y lucha contra las grandes corporaciones. 

 

La importancia de la política y la injusticia social están presentes en Dreamfall Chapters en una doble vertiente. Por un lado tenemos Stark, el mundo tecnológico, en el que Zoë Castillo apoya a una candidata social demócrata frente al discurso marxista y las prácticas abusivas de la extrema derecha y el corporativismo internacional. Por otro tenemos Arkadia, el mundo de la magia, en el que Kian Alvane, el ex-apostol, lucha por redimir su pasado defendiendo a las criaturas mágicas frente al segregacionismo y la masacre de su pueblo. 

 

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¿Candidata política y mujer? ¡Pintémosle una vagina alrededor de la cabeza!

 

La doble vertiente es maravillosa al proponernos el totalitarismo y la presión de un mundo futuro al que parecemos estar llegando viendo cómo van últimamente las políticas internacionales, frente al reflejo de un momento oscuro de la historia en el que un pueblo se creyó con el derecho de decidir el exterminio de toda una raza. En medio de este planteamiento político, los personajes de ambos mundos no pueden sino luchar contra el orden establecido, pero no armados con un fusil y varios plásmidos, sino mediante planes, escaramuzas y pequeñas acciones de resistencia que son la base de este activismo social en el videojuego. 

 

Dreamfall Chapters incluye momentos que son auténticas joyas, como cuando los sicarios del mafioso de turno están a punto de golpear a un militante gay de la candidata social-demócrata por estar limpiando la vagina que han pintarrajeado sobre el rostro de la política. Un momento en el que Zoë castillo muestra su fuerza, sin necesidad de usar un arma ni la violencia. Tampoco Arcadia está libre de este discurso social, con escenas como la de un pilluelo perteneciente a los mágicos diciéndole a Kian que merece vivir en la calle porque es mágico y eso es pecado. El discurso del antiguo apostol defendiendo los derechos del chico es conmovedor. 

 

Estoy francamente sorprendido con cómo los videojuegos siguen profundizando cada vez más en sus contenidos para ofrecer una obra más sólida y consecuente con lo que trata de mostrar. El tratamiento de la política en Dreamfall Chapters o el reflejo del paso del mito al logos de Horizon: Zero Dawn son tan sólo algunos ejemplos de cómo el mercado está sabiendo evolucionar y ofrecer temas y elementos cada vez más potentes y profundos. Esperemos que siga así.

 

¡Nos leemos!


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