Dreamfall Chapters cumple de sobra en PS4 y Xbox One como ´la otra cara de Prey`
Hablar de Dreamfall Chapters es hablar de una saga que me enamoró. Hace ya más de un década, concretamente en 2006, la promesa de lanzamiento en Xbox de un juego con una pinta estupenda me llevaba a conocer y enamorarme de una saga que me daría muchas alegrías. Salía a la venta la segunda parte de una aventura gráfica de los chicos de Funcom que había funcionado muy bien en PC, Dreamfall: The Longest Journey, y la cosa prometía tanto que, después de dar muchas vueltas y visitar muchos mercadillos, finalmente conseguí hacerme con ambas entregas y disfrutarlas en un PC que, hasta el momento, sólo había usado para trabajar.
Las premisas con las que Ragnar Tørnquist, director y guionista de la saga, nos vendía su juego eran para tenerlas en cuenta: inspiración en el trabajo de David Cage, un universo muy ambicioso que mezclaba varios planos de realidad, y un estilo de aventura gráfica 'moderno' muy en la línea del trabajo de Microïds con Syberia y Still Life. Para alguien que había disfrutado de los mencionados junto al personalísimo estilo de Cage con Omikron: The Nomad Soul y Farenheit -a.k.a. Indigo Prophecy-, la compra parecía, y era, obligatoria.
Once años después
Once años han pasado desde que conociéramos a Zoë Maya Castillo, y trece de la presentación de la intrépida estudiante de arte reconvertida a líder de la resistencia rebelde, April Ryan. Más de una década en la que el maravilloso mundo de Ragnar Tørnquist pedía a gritos ser devuelto a la vida con una hisoria que merecía ser contada tras los tristes acontecimientos del final de Dramfall: The Longest Journey. Finalmente, la promesa de Ragnar Tørnquist se haría realidad y, tras arreglarlo todo con Funcom y sacar su propio sello, Red Thread Games, se comenzaron a publicar los capítulos de Dreamfall Chapters en PC. Ahora, la compañía recopila los cinco capítulos en un único juego mejorado y lo lanza tres años después en Playstation 4, Xbox One y PC.
Dreamfall Chapters llega así a consolas en una revisión mejorada desde la entrega del último capítulo en PC en junio de 2016, y lo hace respetando todos los puntos fuertes de las dos primeras entregas, en especial sus mundos duales: el innovador Stark y la medieval Arcadia, manteniendo la frontera, el mundo de los sueños, en los que Zoë vaga como heroína mientras su cuerpo está en coma en una clínica de Casablanca. Ragnar Tørnquist mantiene todos los elementos de la historia y de su particular narración mientras profundiza en algunos aspectos que no acabaron de quedar claros en su labor con Funcom y mejora muchos de los elementos que en entregas anteriores parecían desfasados. El resultado final es una potente aventura gráfica que se disfruta tanto jugando como leyendo, y que contiene algunas sorpresas en forma de decisiones, acción y personajes que mantienen el ritmo a lo largo de sus 5 capítulos.
La otra cara de Prey
Dreamfall bebe del mundo de Omikron como Prey bebe del mundo de Deus Ex, dos mundos futuristas diferentes en los que los paralelismos son más de los que podríamos imaginar a simple vista. Más allá del alto componente mágico de Omikron, del que también bebe Dreamfall, frente a la tecnología de Prey y Deus Ex, ambos escenarios conectan en múltiples aspectos a la hora de contar su narrativa, especialmente en lo concerniente a la exploración, que ya en Deus Ex Invisible War recordaba al trabajo de Cage en la comisaría de Omikron.
Llama la atención, por aquello de los paralelismos, que una vez pasado el prólogo de la aventura nos encontremos con una Zoë Castillo que se ha ido a vivir con su novio, Reza Temit, a Európolis, más concretamente al distrito de Praga, que guarda muchas similitudes con la Praga del Deus EX: Mankind Divided de Eidos que, recordemos, salía al mercado dos años después del primer episodio de Dreamfall Chapters.
Sin embargo, no me malinterpretéis, estos paralelismos entre ambos juegos, Dreamfall y Deus Ex, van a la par pero en direcciones contrarias, buscando el mismo objetivos pero de formas distintas-. Y es aquí donde entra Prey como sucesor del estilo de Deus Ex -y Bioshock, por mencionar vástagos de System Shocks-, un juego que busca la investigación y la exploración mediante las secuencias de acción que plagan la aventura frente a un título que busca la cotidianedidad de la exploración y la investigación mediante diálogos pero sin eludir la acción en los momentos en los que el juego lo requiere.
Dreamfall Chapters es el brillante reverso de la moneda brillante de Prey, la respuesta a los que queremos una historia compleja y adulta pero no entendemos la necesidad de hacer de cada cosa un shooter, una opción de juego profunda y muy bien llevada que está dirigida especialmente a los que pensamos que Bioshock Infinite habría sido mucho mejor juego sin tanto combate. Los mundos están ahí, las historias están ahí, con una acción que se convierte en herramienta momentánea y no tónica perpetua para dar los toques que la aventura requiere, lejos de ser la rutina sempiterna que nos lleva de A a B mientras buscamos munición.
En un momento en el que todo parece resumirse a disparos y mecánicas, Dreamfall Chapters recupera el espíritu de las aventuras del 2000 al ofrecernos un juego que no es esa broma simplona y adictiva de las aventuras gráficas de los 90 ni un shooer frenético con tintes de rol de las nuevas aventuras pistola en mano de la actualidad. En unos días tendréis análisis y, si la cosa va bien, vídeo gameplay, pero por ahora os voy advirtiendo que, a pesar de sus errores y de su falta de subtítulos en español, estamos ante un juego muy especial.
¡Nos leemos!
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