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Drawn to Death y los límites del humor

Destacar en lo irreverente
Por Julián Plaza

Vivimos tiempos extraños en cuanto al humor. Los profesionales del sector están viendo como las ofensas a determinados colectivos se están traduciendo en denuncias y procesos que terminan con señoras y señores ataviados con togas, mientras el debate sobre la libertad de expresión y el derecho al honor campan en los platós, las redacciones y nuestro querido internet.


El videojuego también ha estado -y lo está- en el punto de mira de algunos que creen que el abuso de la violencia en simbiosis con la interacción pueden hacer que alguien desarrolle conductas peligrosas. Es un terreno pantanoso. Creo que, como cualquier otro producto de ocio, los vidyas requieren de un esfuerzo de abstracción previo por parte del consumidor, de un uso saludable de los mismos que evite que estemos largas sesiones pegados a una pantalla y de una pedagogía que atiende a otras razones, particulares en cada caso, que puede no haberse aplicado. Pero eso no quita que existan juegos como Drawn to Death.


Drawn

La imaginación, un mundo sin límites

 

La reciente obra de David Jaffe (Twisted Metal, God of War) sabe meterse de cabeza en la polémica. El juego hace un uso autoconsciente de lo gamberro, el insulto fácil y la ofensa directa porque son elementos que lo definen; mejor dicho, porque son los puntos que sus creadores han elegido para que su obra sea distinta. ¿Debe existir un límite en ese sentido? Decir que los límites del humor se establecen en aquél momento donde un chiste no hace gracia a nadie tampoco me parecen lo más sano. Me explico.


En Drawn to Death la acción se desarrolla en la mente de un alumno cansado de escuchar en clase, en su imaginación proyectada en los dibujos de su libreta. Es un título con una estética llamativa, con personajes, armas y paredes construidos mediante trazos de bolígrafo que, como digo, quieren llamar la atención. Entre otras cosas lo hace mediante las celebraciones que podemos ir obteniendo, una serie de animaciones que nuestro contrincante verá cuando muerda el polvo.


Drawn

Ríos de tinta

 

Entre ellas nos encontramos mensajes como ‘fuck you’ (que te jodan), ‘fuck your mother’ (me follo/que le den a tu madre), ‘fucking your head’ (te estoy follando la cabeza), ‘I hate you, I hate your mom, I hate your dog but your sister is hot' (te odio, odio a tu madre y a tu perro pero tu hermana está buena) o la animación de un niño que ve como en sus cereales se forma la frase 'he left because of u' (él se fue de casa por tu culpa). Una colección de exquisiteces que van desde meterse con los padres de alguien hasta reírse de familias desestructuradas, dejando por el camino algún comentario con tintes preocupantemente machistas.


 

Exceptuando el último caso, puedo ver al resto de temas teniendo cabida en un videojuego si consiguen introducirse con gracia, no a lo bruto y de manera soez como ocurre con Drawn to Death. En múltiples ocasiones, lo más importante para entender una broma es saber enmarcarla en su contexto (y de ahí nacen muchas de las trifulcas por Twitter), un marco que en este caso es la mente de un adolescente gamberro. Supongo que, por ahí, se justifica todo. Aun así, ninguna de esas bromas me hace pizca de gracia porque, posiblemente, no la tenga. Si vas a ofender a alguien, qué menos que conseguir que los demás se rían.


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