Dragon Quest VII y los remakes bien hechos

Con la recuperación de las buenas relaciones entre Square Enix y Nintendo, tras el fiasco con razón de Final Fantasy VII, las portátiles de la gran N han sido un medio fantástico para recuperar grandes JRPG. Con Nintendo DS pudimos volver a disfrutar de los Final Fantasy originales revisados, con un nuevo aspecto gráfico que les hacía ganar muchos enteros, y aunque estamos pendientes de que el remake de Final Fantasy VI llegue a Nintendo 3DS, no podemos dejar de alabar el buen hacer de Square Enix y de Matrix Software, los hacedores de dichos remakes.

 

Este cariño por sus títulos clásicos también se extendió a otra saga de JRPG que no tuvo nunca mucho seguimiento en nuestras tierras: Dragon Quest, que no se popularizó hasta la entrega de PS2. Algo realmente extraño porque no fuimos pocos los que alucinamos con la emisión de las Aventuras de Fly en la tele.

 

 

Mañana sale a la venta Dragon Quest VII: Fragmentos de un Mundo Olvidado en nuesto país, una deuda histórica de la desarrolladora con un JRPG muy interesante y que nunca llegó a nuestro territorio. Lo mejor del asunto es que todo ese cariño a la hora de traducir estos títulos clásicos a nuestro presente se ampifica aquí, y menos mal. El título original es uno de los más duros de disfrutar a día de hoy, un grupo de tablillas se esconden en el mundo de juego y encontrarlas en el juego original no era fácil, pues no teníamos pistas para hacerlo. En este remake se facilita la búsqueda para que sea más llevadera, se ajustan los gráficos con un bonito motor en 3D y se localizan todos los textos.

 

Los que disfrutamos con la llegada de las primeras aventuras de rol realmente localizadas a nuestro país recordaremos la de Final Fantasy VIII, en la que acentos típicos de Kansai se traducían por otros andaluces, para que comprendiéramos en nuestro contexto las diferentes maneras de hablar de una región u otra, eso mismo se hace también aquí, dándole mucha personalidad a las distintas localizaciones que recorremos.

 

Lo que sí se mantiene intacto es una seña de identidad de la saga que unos aman y a otros les horripila: los combates por turnos, duros y largos. En resumen, si recordáis con cariño Dragon Quest VIII, dadle todo vuestro cariño a este, quizás sea el último empujón que necesitamos para que Final Fantasy VI regrese por fin en forma de espectacular remake.

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