Dragon Quest Builders, un hermoso viaje de deconstrucción
Dragon Quest Builders es uno de mis Dragon Quest favoritos, una de las sorpresas más agradables que tuvimos el año pasado en materia de videojuegos y toda una experiencia. Ahora mismo podéis comprarlo en formato digital por menos de 30€ en la store, y os lo recomiendo encarecidamente. Dragon Quest Builders mezcla The Legend of Zelda con Minecraft con mucho Dragon Quest. El título no es un videojuego vacío de construcción, no es un gran sandbox sin barreras y multijugador para hacer lo que uno quiera, es la historia individual de una persona que tiene una misión: reconstruir varios mundos destrozados.
Dragon Quest Builders se divide en distintas islas, cada una con un problema: la ira del hombre, la enfermedad… Nuestra tarea es llegar y levantar los cimientos de una nueva civilización que sepa conseguir que esos problemas nunca vuelvan a producirse, mediando entre los afectados y reuniéndolos en un nuevo hogar. Hay un gran mal en la historia, un hechicero terrible de esos que tanto le gustan a esta saga, pero lo maravilloso que tiene Dragon Quest Builders es que el juego es capaz de contarte que su alzamiento ha sido a causa de la estupidez del hombre.
El trabajo de Square Enix consigue ser divertido a través de la combinación de un héroe constructor, no demasiado fuerte, con una mezcla de exploración con creación y combate, pero el motivo por el que lo recomiendo meses después de su lanzamiento es por su tono, por su mensaje, y por cómo lo entrega con una cierta moralina, muy velada, en ocasiones ingenua, pero con mucho buen hacer.
Al final, Dragon Quest Builders sabe ser puro rol, sabe ser profundo y sabe trascender con respecto a su comparación más obvia: Minecraft. Jugar a Dragon Quest Builders es sumergirse en un mundo triste y sereno, en uno en el que los muertos nos hablan, condenan a sus asesinos sin ira mientras nosotros nos esforzarmos en preparar ciudades en las que esperamos que nada de esto vuelva a pasar de nuevo.
Eso sí, Dragon Quest Builders no es perfecto. Tendréis que soportar algún que otro problema con la cámara y algunas batallas concretas que no son del todo satisfactorias. Técnicamente, el juego está más pensado para exprimir una PSVita que una PS4, pero todo esto son detalles menores que no os impedirán disfrutar de un juego largo, muy entretenido y con un bonito mensaje que contar.
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