DOOM Eternal es una celebración
El regreso de DOOM fue de aquellos que se recibieron con miedo. Había llovido mucho desde el original, todo un referente y precursor del género, y volver con un lanzamiento sin numeración eran palabras mayores. Además, era un título precedido por el problemático desarrollo de un DOOM 4 que jamás llegó a existir y de cuyas cenizas nació el juego de 2016. Por suerte, al final todo fueron temores infundados.
El título en cuestión terminó siendo una auténtica joya que renovó la fórmula del shooter clásico, nos trasladó de nuevo al frenetismo de entonces olvidando vidas regenerativas y coberturas, recordó la importancia de la banda sonora y siguió apelando a un origen del que sentirse orgulloso. Ahora, dos años después tenemos el resultado de dicho éxito, un DOOM Eternal que devuelve la pelota a quienes nos enamoramos del reboot, a los que pedíamos más. Y apunta a que lo tenemos.
Esta vez es el infierno el que asciende hasta nosotros, y lo hace armado hasta los dientes. La cantidad de demonios superará las cuatro decenas, pero nuestro arsenal también se expande. Lo que más me ha sorprendido es la implementación de un dash doble con enfriamiento, pero también hay otras cositas curiosas como la una suerte de sistema de vidas que, seguramente, nos permita volver a la acción in situ, en lugar de regresar al último punto de control. También se intuye que podremos incorporar un cañón de hombro como fuego de apoyo, genial para los tiempos de recarga, y dispondremos de un gancho con el que ensartar a quien queramos y saltar hacia su posición. Incluso tendremos una espada de fuego, qué más se puede pedir.
Es, como vengo apuntando, una celebración del juego que sorprendió a muchos escépticos en 2016. Todo va a más pero no es un incremento bruto, sino que cada mejora parece añadida con cabeza y edificada sobre una buena base. Me llama mucho la atención el nuevo sistema de desmembramientos, algo que parece ir más allá de lo estético y que toma el legado de Dead Space, afectando la mobilidad de los enemigos. Resident Evil 2 Remake también lo incorpora y pinta genial, y aquí otro tanto de lo mismo.
Mucho hay que errar el tiro para que DOOM Eternal salga mal, y solo hace falta darse un paseo por las redes para ver la euforia que ha generado una secuela a todas luces continuista, pero que crece para bien. Ahora ya solo es cuestión de fechas y, teniendo en cuenta que hasta se ha confirmado para Switch, no creo que tardemos mucho en volver al infierno.
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