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Diversión personal VS. Diversión de la comunidad

Molyneux alimenta el debate sobre SmartGlass y Wii U
Por Jaume Esteve Gutiérrez

Lo comentaba Álvaro Ondina a propósito de GTA OnLine y de sus jugadores en línea y servidor lanzaba ayer la pregunta hablando de Destiny: ¿Estamos preparados para una experiencia on-line en la que se requiera de nuestra parte y nuestro orden para disfrutar una comunidad de forma común o sencillamente necesitamos educación en línea para comprender que no somos el ombligo del mundo? Acostumbrados a jugar en solitario aventuras y elementos de juego en los que no estamos sujetos a absolutamente nada más que pasarlo bien cómo y cuándo nos apetezca, ¿la responsabilidad del bien común parece imposible?

 

Piensa en Forza por ejemplo: comienzas a correr en Nurbürgring, primera curva, frenas y aparece un imbécil que se estrella contra tu bólido, y quedan dos vueltas de 12 kilómetros para acabar la carrera y el Bugatti parece el coche de los Picapiedra. ¿Qué derecho tenía ese impresentable a estrellarse contigo? ¿Y si el tipo era nuevo y era su primera partida? ¿Pero qué te garantiza que tras él no vendrá un tipo o tipa que va de gracioso por la vida y no se empotra contra el maletero de tu coche italiano? Ese bien común en Forza no depende ya tanto de la experiencia; depende, sobre todo, del compromiso del jugador por el bien común.

 

Es entonces cuando entra en escena el todavía misterioso on-line de Grand Theft Auto V: Siendo una franquicia que siempre se ha caracterizado por jugadores que lo jugaban de una forma totalmente anárquica (el de ‘cojo una put*, me la foll*, la mato y me quedo el dinero’), ¿funcionará un on-line en el que, parece, la colaboración mutua llevará a que disfrutemos del juego sin excesivos problemas? El ejemplo que ponía Ondina en el podcast de la presente semana era el de una misión atracando un banco en el que, oh, un tipo azaroso le daba por reventarte las ruedas del coche a balazos. ¿Por qué no? Podría pasar, claro, pero eso comprometería una acción en la que ese Juan Lanas no estaba involucrado.

 

Todavía estamos esperando, pero cuando llegue...

 

Destiny pedirá mucho de eso a otro nivel: el propio juego, de hecho, será una constante de eventos en los que se nos pedirá colaborar por un fin común. No sé qué tal sentará cuando el Juan Lanas de turno se vaya a cenar y deje a su personaje quieto en medio del escenario complicando la tarea de sus compañeros. Es humano, sigue siendo un juego, pero la experiencia del futuro, si continúa de la forma que se espera durante los próximos años, parece que nos llevan a fueros a los que no estábamos acostumbrados en su momento, y que más allá de la propia acción lúdica se nos pedirá de nuestra parte para que la obra, en definitiva, funcione.

 

¿Cómo frenar eso? La figura del Master de un juego de rol de mesa tradicional era la que velaba por el buen hacer de la partida, y al momento que detectaba que uno de los participantes en la sesión no se involucraba, no participaba o no parecía tener interés, tenía los minutos contados en la partida y acababa pereciendo. Crear una figura similar, aunque fuese de forma virtual, dentro de esa clase de juegos sería una opción interesante para garantizar el buen funcionamiento del juego, al menos, mientras aprendamos a ser civilizados durante las sesiones en las que se requiera un mínimo a los mandos… pero… ¿Qué pasará con los que acepten o no quieran ser partícipes de esa nueva orden del videojuego?

 

Se avecinan tiempos de cambio, y promete ser interesante seguir los acontecimientos de unos y otros durante los próximos años. Veremos qué deciden los desarrolladores y cómo lo encaramos los jugadores detrás de los mandos.


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