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Dishonored 2 y Skyrim, dos formas de ser enormes

De tamaños y tamaños
Por Rafa del Río

No sé muy bien en qué estaba pensando Bethesda cuando pensó que sería una gran idea lanzar al mercado de manera casi simultánea The Elder Scrolls V: Skyrim Special Edition y Dishonored 2, pero una vez superado el estrés de encontrarme a la vez dos de los juegos que estaba esperando este año, debo reconocer que la jugada ha sido crucial. Cruial para entender y descubrir todo lo que une y diferencia a estos dos grandes juegos, que son enormes en cuanto a tamaño y posibilidades, sí, pero cada uno 'a su manera'. Mientras Skyrim se la juega con un escenario inmenso plagado de localizacions, cuevas, castillos y demás misterios, Dishonored 2 prefiere optar por escenarios cerrados en forma de distritos y localizaciones limitadas a una determinada misión que, a pesar de eso, siguen siendo inmensas sobre todo gracias a su inteligente diseño y mapeado.

 

No obstante, no me malinterpretéis: esto no es una comparativa entre dos juegos que por no compartir no comparten ni género, sino una forma de entender las diversas formas que hay de generar un escenario y cómo un juego puede aspirar a ser de mundo abierto aunque no entre dentro del concepto del sandbox propiamente dicho y se limite a mostrar esa apertura en unas misiones y unas localizaciones que, al final, no dejan de ser puntuales.

 

 

Formas y formas de ser enormes

Arkane Studios ha demostrado que no es nueva en estas lides, y lo ha demostrado de la mejor forma posible: cuidando y mimando cada elemento de su juego sin temer invertir tiempo en sacar brillo a aquellos apartados que mejor controlan para llamar la atención del usuario sobre ellos. Esto, llevado a la política de construcción de un escenario, da como resultado un mundo diesel-punk que se siente vivo y realista en todas sus esquinas, calles, callejones y plazas. Todo ello plasmado en un mapa que no huye de la verticalidad y el diseño laberíntico para dar como resultado unas misiones que pueden durar tanto como uno quiera gracias a su enrevesado diseño y la inteligencia de su trazado. 

 

El mundo de Dihonored 2 es enorme, pero no sólo por la amplitud de sus escenarios -seguramente si habláramos de metros cuadrados o viéramos sus escenarios 'en planta' nos sorprendería lo pequeños que son en realidad- si no por la forma en la que están establecidos y plasmados en el juego, su detallismo y las posibilidades que alientan. Segmentos de grandes avenidas que ocultan secretos en las plantas más altas de sus preciosistas rascacielos, azoteas y estatuas que se alzan sobre las callejuelas de una ciudad que aún tiene algo que contarnos en los sotanos de sus hogares, y unas localizaciones epeciales en todas y cada una de sus misiones que siempre son mucho, mucho más grandes de lo que a simple ojo parece.

 

 

Una evolución inteligente

Arkane es uno de los estudios que más interesantes me resultan del panorama actual del videojuego, no sólo por su trabajo más obvio y conocido: Dishonored, si no por todas las colaboraciones y trabajos no tan conocidos que los han llevado a estar presentes en juegos como Arx Fatalis, Bioshock 2 y el cancelado Episodio 4 de Half Life 2, todo esto después de su paso por Looking Glass y su presencia en títulos como Thief y System Shock

 

Toda esta experiencia acumulada, de la que hablaremos en otro texto más adelante, se nota en el desarrollo de un mundo que, como decimos, si bien en metros cuadrados no es el más grande, sí que lo es en cuanto a la forma en la que ha sabido estructurar sus múltiples rutas, escondrijos y localizaciones. Dishonored 2 es, en comparativa con sus 'rivales' más directos, Thief, el último Deus Ex y Bioshock Infinite, el más completo y grande en este sentido gracias a unos escenarios 'intermisiones' que nos obligan a cruzar diferentes distritos y lugares configurándose como misiones secundarias plagadas de objetivos y objetos de mejora. 

 

El resultado final es que mientras otros juegos como Far Cry, Fallout o Elder Scrolls ofrecen escenarios inmensos que se extienden hasta donde alcanza la vista, Dishonored 2 ofrece escenarios limitados que, sin embargo, se sienten enormes por el cuidado y el mimo que han puesto sus desarrolladores en su trazado. Una opción fresca y diferente a caballo entre el pasillismo y el mundo abierto que no sólo recuerda, sino también mejora lo visto en Bioshock, Deus Ex o Thief, demostrando que Arkane aún tiene mucho que decir respecto al género, y esperemos que lo haga con el próximo Prey.  

 

¡Nos leemos!


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