Devil May Cry 5 y RE2R lo demuestran: la vieja Capcom ha resucitado
Si hacemos repaso de lo que llevamos de año, y no es difícil, sólo estamos en marzo, dos de los títulos que mayores alegrían han producido a los usuarios han sido nuevas entregas de unas de las sagas más queridas de la vieja Capcom. Por un lado Resident Evil 2 Remake, una maniobra que a algunos nos olía a pocha y que, sin embargo, ha logrado demostrar que aún quedan buenas ideas dentro de la compañía nipona. Por el otro, Devil May Cry 5, un regreso sobresaliente de una de las sagas de Capcom más queridas por el público que se ha saldado con un aplauso generalizado y unánime por parte de usuarios y prensa.
Levantando cabeza
Como videojugador de toda la vida y gran imprescindible en los viejos salones arcade, el declive de Capcom hace unos años me estaba matando. La vieja Capsule Computer, esa compañía que tantas alegrías me había dado desde los tiempos del spectrum hasta bien entrado el nuevo milenio, parecía estar cada vez más condenada a no repetir sus éxitos en las consolas de sobremesa, llegando al punto de ceder Devil May Cry a otra compañía, como si estuviera cansada de no lograr los objetivos que se ponía por delante. Con un Dragon's Dogma casi olvidado que llegaba en forma de remaster, Resident Evil condenado a ser una serie para conseguir ventas y el público rogando por nuevas entregas de sus mejores sagas, la cosa pintaba mal.
Afortunadamente Capcom supo luchar, y poco a poco fue recuperando terreno con grandes juegos y mejores ideas. El P.T. de Kojima sirvió para animar a los padres de Captain Comando a realizar una nueva entrega de Resident Evil inspirando no sólo el modo primera persona que ya había roto en el género mucho antes, sino también una campaña basada en demos que reconquisto al público de la saga. Tras un Resident Evil 7 que fue canelita en rama, vino la doble amenaza: Monster Hunter World y Monster Hunter Generations Unlimited, lo nuevo y lo de siempre pero mejor, de la mano en dos lanzamientos, uno para nuevos y veteranos, otro para quienes pedían más a la saga.
La resurrección oficial
Con un 2018 que terminaba de lujo para Capcom tocaba demostrar todas esas promesas que nos habían hecho para 2019. El primero fue Resident Evil 2 Remake, y el resultado, como decía, me sorprendió. Un regreso bien hecho, con muy buenas ideas, con detalles de un mimo y un cariño que son lo que hacen grande a una compañía y una forma de mezclar lo de siempre con lo aprendido que en el escenario brutal del RE Engine se convertiría en el primer gran juego de 2019 para todos los medios.
El segundo aún causa revuelo, pues no tiene ni una semana de vida: Devil May Cry 5 repite aplausos unánimes con un resultado que es un sobresaliente sólido y ganado a pulso. Una joya técnica de impresionante aspecto que esconde una potente historia, la culminación de una era que deja a Capcom con las manos libres para pensar cómo continuar la historia y, sobre todo, jugabilidad en estado puro con una poesía en movimiento que nos anima a controlar a todos sus personajes de rformas tan dispares como frenéticas. De postre, las mejores Trish y Lady con una incorporación, Nico, que es desde ya mi personaje femenino favorito de la generación.
Con estos arranques de año queda claro que Capcom se acerca al fin de una generación de consolas convertida en una compañía más sabia, más inteligente y capaz de lo mejor. En sus juegos se notan unas nuevas energías, una nueva ilusión que se refleja en las declaraciones de Itsuno de estar pensando en un Dragon's Dogma 2 y que nos hace soñar con nuevos remakes de series como Onimusha, Dino Crisis o, por qué no, un Gost'n Goblins reescrito desde cero con los patrones de jugabilidad actuales. Pase lo que pase, queda claro que Capcom ya no es la compañía que lanzaba al mercado sus Dead Rising sin saber muy bien qué quería su público. Renovada, rejuvenecida, nos encontramos de nuevo con un sello de calidad capaz de darnos grandes alegrías en un futuro, esperemos, no muy lejano.
¡Nos leemos!
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