Destiny: una historia de realistas e idealistas

En una industria como la nuestra, el hecho de que prácticamente nadie haya jugado todavía a Destiny a escasos cinco meses de su lanzamiento no auguraría nada bueno. Pocos son los videojuegos que a estas alturas de la película todavía no han sido jugados o mostrados en público, es por ello que muchos usuarios andamos con la mosca detrás de la oreja al respecto de la producción de Bungie y el secretismo que la envuelve desde que prácticamente existe y sabemos de él. Deseo equivocarme, pero huelo a retraso pronto. Si es para bien del juego, fantástico.

 

La otra cara de la moneda, la de los optimistas en cuanto a la producción de los padres de Halo, es la que dicta que desde el estudio no se quiere adelantar nada del juego y de lo mucho que nos sorprenderá en cuanto aparezca en el mercado sin saber mucho sobre él. Es una idea idílica que me encantaría creer, y más sabiendo, como decía en líneas anteriores, cómo consumimos videojuegos y cómo sabemos prácticamente todo lo que envuelve a su desarrollo y funciones antes de que lo tengamos en nuestras manos. Volver a la inocencia del desconocimiento sería increíble, pero me cuesta creer a Activision tirando por ahí.

 

 

La única merma de Destiny parece que ha sido la obligación de que acabe siendo un videojuego transgeneracional. Veremos si esa categoría acaba siendo negativa para la experiencia en la nueva generación de consolas. A bote pronto la sospecha es obvia. Recordad que prácticamente nadie ha puesto las manos todavía sobre el juego. Sabiendo de la importancia que debería tener la producción en el campo del competitivo y el multijugador, me resulta extraño que en Bungie no se haya llamado todavía a nadie de los muchos amigos que dejaron en la esfera competitiva de Halo para que prueben y hagan los primeros tests del título.

 

Mientras tanto, Activision va usando la página web oficial para hablarnos de la mitología del título y de algunas de las novedades que encontraremos en él, pero estando casi en mayo y a mes y medio de que comience el E3 sin noticias del juego, es normal que la parroquia ande algo preocupada y deseosa de equivocarse con el destino de Destiny. Tiempo al tiempo, pero si los idílicos acaban teniendo razón vamos a disfrutar de un videojuego como hacía años que no lo hacíamos, y eso sería fabuloso.

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