Destiny, mucho ruido y pocas nueces

Sin alarmismo, no sé si soy el único que la situación presente de Destiny le está volviendo loco, no en el buen sentido de la palabra, con una obra de la que prácticamente no hemos visto mucho más que una demo de 10 minutos y del que se habla mucho y se muestra bien poco. Al más puro estilo Titanfall, por cierto, recordamos que visitará la presente generación y de ese juego sí que no se ha visto absolutamente nada. Bungie parece que tiene mucho en la cabeza y en los procesadores de texto, pero a la hora de mostrar el fruto de sus pensamientos, nos quedamos compuestos y sin vídeo.

 

Eso no le impide, por ejemplo, sumar nuevos galones por cada feria y evento por el que pasa. En Colonia, por ejemplo, se convirtió en el juego de la feria, algo que no cuadra con lo que se mostró allí, lo que se pudo ver y lo que se pudo jugar. Destiny se vio, se habló de él y parece que se jugó (tengo mis dudas), pero de cara a prensa y público el juego no era accesible, y fue hasta cierto punto decepcionante no poder hincarle el diente todavía. Un vídeo nuevo, una demostración clavada a la del E3 y arreando, 'dame el premio que me voy a trabajar'.

 

 

Tras ver muchas cosas en la feria y jugar a otras tantas, el premio a Destiny me suena a pucherazo, no os puedo engañar. Resulta surrealista que el mejor juego de una feria no se pueda jugar, por buenas cosas que prometa y por gran stand que tenga en la feria. No dudo de la valía de Bungie tras tantas alegrías a los mandos de sus juegos, ni se me ocurriría, y en mi quiniela generacional, Destiny puja por ser uno de los títulos por los que me partiría la cara con tal de jugarlo ya, pero no quita que desde que se presentase hace ya seis meses hasta hoy, no hemos conocido ni visto prácticamente nada, y eso me trae un poco de cabeza.

 

De cara a los próximos meses le tocará concretar una fecha de lanzamiento, enseñar más material y mostrar los elementos que pueden convertirlo en una revolución a la hora de entender el videojuego dentro y fuera de la propia pantalla. Hay suficientes ingredientes como para convertir a Destiny en algo maravilloso, pero es un plato que todavía está por cocinar y que, técnicamente, solo podemos oler el conjunto de ingredientes sin cocinar. Todos ellos son de una calidad indiscutible, pero hay ganas de poder probar el conjunto.

 

Facta non verba, hechos y no palabras, que de lo segundo tenemos mucho y de lo primero prácticamente nada. Ánimo Bungie, valor y al toro, que va tocando demostrar al mundo qué puedes hacer más allá del Jefe Maestro. Todos estamos expectantes de nuevas aventuras.

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