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Destiny empuña sus armas roleras

Entre el RPG y el shooter tradicional
Por Adrián Suárez Mouriño

Cuando los menús de un videojuego son roleros, o se visten como tal, hay un elemento identificador por el que siempre vamos y venimos de ellos: equipar las mejores armas y armaduras para nuestro personaje. Sin embargo, la estancia que pasamos en ellos depende de cómo estas herramientas de defensa y ataque le cuentan al jugador si son, o no, las adecuadas para cada caso.

 

En videojuegos como Final Fantasy, saber si el arma que llevamos es la correcta o no, es fácil: miramos los stats y nos quedamos con la más fuerte. En la sexta entrega incluso hay un botón para, directamente, equipar las mejores. En la séptima entrega encontramos interesantes opciones de cara a escoger nuestra espada, Cloud tiene algunas que ayudan a elevar los niveles de la materia que se suman a las de ataque tradicional.

 

Es divertido cuando eso ocurre, cuando tenemos que alternar armas hasta tener tres o cuatro siempre en mente, y alternarlas en función de la situación. Esto le da un puntito de estrategia muy de agradecer, y consigue que se te quede la cara de tonto con eso de comprar una espada en un pueblo y encontrártela en un cofre al comienzo de la mazmorra próxima a él. Al haber distintas armas diferenciadas por situaciones, no solo como los peldaños de una escalera que subimos para llegar al valor de fuerza más alto, la búsqueda de equipo, la compra y el looteo se vuelven algo muy interesante, e incluso encontrarlas repetidas u otra mejor al poco, no molesta, porque es parte de algo más grande, de una selección de equipo que no se limita solo a poseer una.

 

 

Esto lo hace muy bien Borderlands 2, puesto que cada enemigo es débil ante un tipo de arma, y no está del todo claro cuál es más fuerte que otras, llenando las estadísticas de nuestra pistola de modificadores de estado, multiplicadores y mil cosas más para que probemos y disfrutemos haciéndolo.

 

En el caso de Destiny, he de decir que no llega a la maestría de Borderlands. El título de Bungie deja muy claro al jugador, con un número gordote que revela la fuerza del arma, cuál es la mejor. A partir de ahí, una decisión muy sencilla, una que nos devuelve a estadísticas de otros como Call of Duty, en las que nos fijamos en dos valores fundamentales: cadencia e impacto, además del tipo de arma, si es automática o semiautomática. Para darle ese puntito rolero que hace maravillosamente el título de Gearbox, nos encontramos cuatro tipos distintos: normales, de daño eléctrico, de fuego y de vacío, siendo los enemigos que nos encontramos débiles, si hablamos de sus escudos, a cada grupo en función de su color.

 

Sin embargo, como todo lo que hace Destiny, primero se presenta como un shooter tradicional, siendo el rol solo pinceladas del conjunto de su cuadro, y a medida que avanza la partida, emplea a este para adquirir profundidad y encontrar su sitio. Entonces sí apreciamos un mimo en la elección de las armas, combinando secundaria, principal y pesada; claro que a diferencia de Borderlands, esta atiende más a la situación que al enemigo particular al que nos vamos a encontrar, siempre en esa relación entre rol y shooter, que le da un poco a uno y al otro; aunque si en Borderlands, predomina el rol, aquí lo hace el shooter, y lo hace bien.


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