Desde Raid on Bungeling Bay hasta The Sims 4

Cuando Will Wright desarrolló su primera obra, Raid on Bungeling Bay, ya tenía en mente el concepto de simulador social que tiempo después tomaría forma con The Sims. Aquel divertido juego bélico publicado por Broderbund en 1984 (y que pude disfrutar en mi MSX gracias a la distribución de Sony) recreaba una innovadora situación en la que, manejando un helicóptero, debíamos impedir la fabricación de un poderoso barco destructor en pleno campo enemigo. Lo curioso de todo esto era ver cómo, ante un concepto eminentemente arcade, nos topábamos de bruces con un motor que parecía tener vida propia, siendo hasta cierto punto impactante ver cómo el escenario manejado por la computadora reflejaba a la perfección la maquinaria de construcción naval.

A día de hoy llama la atención el parecido visual de Raid on Bungeling Bay con SimCity, obra esta última que encumbraría a Wright al olimpo de los grandes desarrolladores. Había realizado en 1987 el código de su primer simulador social en su por entonces inseparable Commodore 64, decidiendo fundar la empresa Maxis (junto a Jeff Braun) para poder profesionalizar el desarrollo de cara a trasladar el SimCity al mayor número de plataformas posible. Y como se suele decir, el resto es historia... aunque cabe mencionar que, antes de SimCity, la idea de The Sims ya rondaba por la cabeza de Will Wright desde que viera aquella pequeña maravilla de David Crane para el C64 llamada Little Computer People.

La incursión de The Sims en nuestros ordenadores supuso un antes y un después en el mundo del ocio electrónico. Con una Maxis más que asentada en el mercado tras SimEarth, SimAnt, SimLife, SimFarm, SimCopter y varias versiones de SimCity, se pensó que por fin era el momento de intentarlo con The Sims, que vendría a ser el órdago en cuanto al concepto de simulación social. Estábamos en pleno año 2000 y la tecnología acompañaba, amén de que el acceso a la red de redes comenzaba a implementarse de manera definitiva en todos los hogares, factor ideal que Wright ya había considerado de cara a que los usuarios pudieran formar sus propias comunidades y dejar constancia de sus vivencias, consejos y demás. Todo hay que decirlo, así es como The Sims creció hasta donde ha llegado a día de hoy.

Después de tres entregas y un buen manojo de expansiones y spin-offs varios (muy capaces de llenar en total una estantería Billy de Ikea), Electronic Arts ha anunciado hace escasas horas que en Maxis ya están metidos de lleno con el desarrollo de The Sims 4. Habían saltado rumores en base a que el gigante canadiense (de los que Maxis son subsidiarios desde 1997) había registrado el dominio Thesims4.com, pero la propia productora se ha encargado de hacer saber que hay una nueva iteración en camino.

Con el objetivo de ver la luz el próximo año en PC y Mac, The Sims 4 pretende llevar la clásica mecánica a un nuevo nivel, haciendo a los personajes más expresivos que nunca con la intención de lograr una conexión hasta ahora inédita entre el usuario y sus representaciones virtuales. Se habla de ensalzar más que nunca lo intuitivo de la nueva interfaz, con el fin de disfrutar plenamente de la experiencia Sims mientras le mostramos al mundo los esfuerzos de nuestra creatividad. Eso sí, Electronic Arts parece dejar claro el factor de experiencia offline para un jugador, quizás curándose en salud ante el descalabro del reciente SimCity.

Con más de 150 millones de copias vendidas en todo el mundo, dudo mucho que la franquicia se arriesgue a dar un cambio radical en esta cuarta entrega, máxime cuando The Sims 3 ha funcionado estupendamente. El tema de dar especial énfasis a las emociones y a la expresividad de los Sims es un punto que suena de lo más atractivo, con una Maxis que quizás nos sorprenda con la IA de sus personajes y sus reacciones. Aún queda tiempo para que lo veamos, y a buen seguro que mientras tanto Electronic Arts irá soltando información. Pero al menos, ya sabemos que tendremos carne fresca para volver a evadirnos de nuestra aburrida realidad... Sin Will Wright, eso sí, pero con toda la esencia que su impronta nos dejara en su obra original.