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Desde Activision con amor: un 007 gafado

007 Legends
Por José Manuel Fernández "Spidey"

Después de haber jugado al reciente 007 Legends, no dejo de preguntarme qué demonios le ocurre a James Bond. Por resumirlo de alguna manera, el despropósito resultante de esta última experiencia ha hecho que me suma en un maremágnum de recuerdos de entre los que apenas puedo sacarme de la cabeza la grandeza de aquel GoldenEye de Rare para Nintendo 64. A día de hoy, el peso de la licencia ha recaído sobre una Activision que, visto lo visto, en absoluto está interesada en hacer bien las cosas, dejando a las claras la única intención de hacer caja con una licencia que, todo hay que decirlo, no es precisamente barata.

 

007 Legends destila prisas y escasez de medios por doquier. Es más, tal y como está estructurado el juego (tanto a nivel técnico como en lo que respecta a la acción en sí), me juego el brazo a que en un principio estaba desarrollándose para Wii o, en su defecto, ser un baluarte del menospreciado Move de PlayStation 3. Y es que da auténtica vergüenza contemplar semejante espectáculo en un PC de última generación, dando la impresión de que uno está siendo partícipe de un first person shooter fabricado con los más pequeños de la casa en mente. En cualquier caso, supongo que cuando leáis el detalle el análisis que publicaremos en MundoGamers os podréis hacer una idea de lo que digo... ¡salvo que la opinión del compañero responsable diste sobremanera de la mía!

 

 

No obstante, la carrera de 007 en el mundo del videojuego está salpicada de trompicones y situaciones dantescas. Ahora mismo tenemos a una competente casa como Eurocom trabajando casi a ritmo de latigazos, con el yugo de unas fechas cerradísimas (esos estrenos en el cine) y una escasez de medios patente si la comparamos con los dispuestos para Infinity Ward o Treyarch. Pero justo antes, estaba Bizarre Creations demostrando su buen hacer con 007 Blood Stone, un producto entretenido y bien realizado cuya recompensa, recordemos, fue el cierre del estudio por parte de Activision en base a unas ventas nada satisfactorias (aunque el cierre se hizo efectivo semanas después de ponerse a la venta el juego).

 

En tiempos pasados, James Bond tuvo resultados dispares joystick mediante. El primer título oficial, James Bond 007, apareció en 1983 de la mano de Parker Brothers para las máquinas de Atari. En la segunda mitad de los años ochenta era la empresa Domark (una de las partes que conformaron la popular Eidos) la que tenía los derechos de la creación de Ian Fleming, lanzando para los ordenadores de ocho bits cuatro programas de calidad dispar: The Living Daylights, Licence to Kill, Live and Let Die y The Spy Who Loved Me, siendo los tres últimos especialmente reseñables en términos de diversión. Sencillos arcades en todo caso, que contrastaban sobremanera con la aventura gráfica James Bond: The Stealth Affair, y que no era otra cosa que el aprovechamiento por parte de Interplay de la licencia Bond para los estadounidenses, transformando así en parte de la franquicia del agente 007 el notable juego de Delphine Software Operation Stealth, aparecido para Atari ST, Amiga y PC.

 

 

Pasando por alto experimentos como el gran Sly Spy Secret Agent de Data East o el mediocre James Bond Jr para Super Nintendo, la licencia del agente al servicio secreto de Su Majestad sonó de nuevo cuando se anunció aquella Ultra 64 que iba a convulsionar el mundo del videojuego. Y con motivo, porque GoldenEye revolucionó el concepto de juego de acción como pocas veces se había hecho antes, a pesar de encontrarnos ya con un género que comenzaba a mostrar signos de agotamiento. El binomio Nintendo 64 y Rare comenzaba a dar sus frutos, y 007 fue el epicentro de mucho de lo bueno que tuvo la 64 bits de Nintendo en sus inicios, y un valuarte de peso a la hora de elegir esta máquina.

 

Lo que vino después fue una serie de altibajos por parte de los juegos licenciados a través de Electronic Arts que volvió a Bond al estatus de la indiferencia en el mundo del videojuego, a pesar de contar con algunos grandes lanzamientos como El Mundo nunca es suficiente, Desde Rusia con amor o el magnífico Todo o Nada. Sin embargo, la amarga estela de ejemplares de discutible calidad como 007 Racing o GoldenEye: Agente Corrupto (toma título aprovechado) llevó a pensar que el trasvase de la licencia Bond hacia Activision sería algo positivo. Ahora, sólo queda opinar si ha merecido la pena o no... pero está claro que el nuevo emparejamiento está resultando de un cenizo alarmante.


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