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Dejad que los niños se acerquen a mí. ¿De qué vale el PEGI?

La clasificación de público por edades, una burda pantomima
Por Rafa del Río

Soy un tipo bastante friki y tengo fijación por hacer del mundo un lugar más divertido. Ya hay demasiadas penas en el mundo, demasiada mierda como para evitar hacer algo, lo que sea, para que las cosas sean más interesantes. Sobre todo si esas cosas tienen alguna relación con el mundo de mi hija. Tal vez por eso, y porque como ya he dicho soy un puñetero friki, el viernes aproveché Halloween para disfrazarme de Kratos. Un Kratos con frío y con las piernas 'mu' morenas, pero Kratos al fin y al cabo

 

Esto es Halloween, esto es Halloween.

El viernes fue un día especial. En el barrio los chavales se toman bastante en serio el tema de Halloween, y como si viviéramos en Wysteria Lane aprovechamos el día para rendir un poco de cortesía a Samhain en preparación de la ya cada vez más próxima Cacería Salvaje: Nos levantamos temprano, vaciamos un par de calabazas, pusimos bonito el jardín y, cuando las luces del día empezaban a fundirse sin que ningún lobo se comiera el sol, nos disfrazamos.

 

Es divertido, la verdad, ver a todos esos chiquillos llegar ilusionados a la puerta del jardín, semioculta por la hiedra recién colocada en formas estrambóticas, y gritar su 'truco o trato' -'chuches o te mato' según los más obcecados, que por algo estamos en tiempos modernos-. Es divertido verlos entrar a la luz de las velas con sus trajes prefabricados de Lidl, wigcosplay.com o Pepi Mayo. Hay magia, aunque sea una magia negra, en las sonrisas que bailan a la luz de las velas, en las genialidades que sueltan a cambio de un chocolate más o un caramelo Drácula. No es difícil imaginar a una deidad pagana alimentándose de ese nerviosismo divertido, esa alegría a duras penas camuflada fruto del azúcar y de lo gratis, que tiene su eco mayor en las visitas del ratón Pérez y se multiplica por mil en la noche de Reyes.

 

Dándolo todo y con el jardín decorado

 

Resumiendo, me gusta halloween

Como me gusta cualquier fiesta en que los chiquillos lo pasan bien antes de sus primeras galas y de que una noche de cachondeo termine convirtiéndose en peleas o ataques de cuernos. Como decía al principio, la vida ya es bastante jodida como para no aprovechar estos pequeños oasis de descanso. Tal vez por eso me cabrea cualquier forma de las múltiples que tiene esta sociedad de quitarle la inocencia a un chiquillo. Tal vez por eso me descuadró que chavales de nueve u once años se quisieran hacer una foto conmigo, con ese tipo calvo que iba del 'nota de God of Wáh'.

 

Inmunidad diplomática

Soy el primero que disfruta jugando a la consola con su hija, pero sin duda hay juegos y juegos. No voy a entrar en esa doble moral del 'los niños no deberían jugar a juegos de adultos' pero sí que voy a decir que 'no todos los niños deberían jugar a juegos de adultos'. Hay juegos y juegos, contenidos y contenidos, y hay niños y niños. Pero cuando casi todos los críos de edades entre ocho y 15 años que vinieron a por chuches gratis el viernes reconocieron al personaje de Kratros, podemos decir sin dudarlo que algo falla.

 

Sí, sé que muchos lo reconocerán por las carátulas de los juegos de sus padres, por las revistas de Game o por las publicaciones de internet, pero otros, una gran mayoría, lo conocerán por haber puesto las manos en él demasiado pronto. 'Es que los niños de ahora están inmunizados', me explicó una amiga mientras le explicaba esto. Y sí, tiene razón, los niños están inmunizados... Y no debería ser así.

 

Ola k ase? 

 

El mundo ha cambiado mucho desde los ochenta. No tenéis más que ver las diferencias entre Terminators, Star Warses y, la que mejos lo ilustra, la diferencia entre el Desafío Total del tito Charche y el nuevo Desafío Total descafeinado y remasterizado new age que sacaron hace unos pocos años. Los gritos y la sangre desagradable a lo Mad Max han desaparecido del cine y la televisión, recopilados sólo para las películas que lo avisan en su poprtada. Superman y los Vengadores matan a miles en sus películas sin que seamos conscientes -seguro que en ese edificio que se cae no había nadie-, y todo porque se protege a varios públicos dándole un toque más light y ligerito, quitando las consecuencias de los actos, eliminando las tomas de las víctimas y haciendonos pensar en Austin Powers y esa llamada telefónica a la familia del sicario al que Mike Mayers mata aplastando con el traspalé.

 

¿Sirve de algo el PEGI?

Lo digo porque mientras los juegos intentan adaptarse a esta corriente cinematográfica eliminando la sangre y el gore innecesarios, todavía quedan muchos títulos que, al contrario, viven de ese gore y esa sangre a raudales. The Evil Within, Max Payne 3, God of War, Darkness 2, Dead Space... La sangre sigue presente, el gore sigue presente, y entre nosotros, no creo que sea algo que resulte apropiado a ciertas edades impresionables en las que aniquilar la sensibilidad o, si lo preferís, la inocencia, no debe ser bueno.

 

De ahí la pregunta que hago en el epígrafe: ¿Sirve de algo el PEGI? Aparte de para dejar tranquilas las conciencias de las compañías y ayudarles a escudarse en algo en caso de juicio, quiero decir. ¿De qué sirve la clasificación del público por edades si después los padres se escudan en la ignorancia y la sonrisa pilla de su rapazuelo para permitirles jugar a lo que sea?

 

Go to Hell -Spectrum 1985- me daba un mal rollo terrible a los 8 añitos

 

Sí, sé que ahora muchos me diréis que vosotros jugasteis de pequeños a FFVII, o Resident Evil, o Grad Theft Auto, y no sois asesinos, pero esto no va de eso. Va de que lo gráficos de ahora no son los de hace 20 años. va de que los juegos de ahora no son los de hace 20 años, y P.T. no es Silent Hill, GTA V no es GTA III, y Evil Within no es Residente Evil.

 

El mercado pierde la inocencia

Pierde la inocencia al ritmo que su público objetivo, los que ya cumplimos 20, perdemos la inocencia por el día a día. Siempre ha habido niños que veían Urotsukidoji porque se lo dejaba un vecino, chavales que tenían pesadillas con Ninja Scroll pero se ufanaban de haberlo visto, y muchachos que alardeaban de ver lo que sus compañeros de clase tenían prohibido, llámese V, Twin Peaks o REC4. El problema es que esos casos puntuales se están propagando, y eso no es bueno. No porque los chiquillos vayan a asesinar a sus padres, ni porque vayan a liarse a tiros en un centro comercial o un colegio de monjas.

Ná.

Eso no es bueno porque cada edad tiene sus cosas, cada tiempo tiene su momento, y si dejamos que los chiquillos crezcan antes de tiempo, si no nos preocupamos porque tengan cada cosa a su tiempo, estaremos jodiéndoles la infancia. Lo que es yo, a todos esos padres que no se preocupan de lo que hacen sus hijos e hijas en la intimidad de su habitación encerrados con una consola o un PC con webcam con tal de que 'no den el coñazo', les daría un botellazo en el tapón sin pensármelo dos veces. Supongo que es culpa de haber jugado a GTA 1 cuando todavía era un niño. 

 

¡Nos leemos!


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