Degrees of Separation: de lo bonito no se come

Degrees of Separations es la última obra de la gente de Moondrop, un estudio noruego especialista es hacer cosas hermosas en forma de videojuego. Inspirado en la hipótesis de Los Seis Grados de Separación del escritor húngaro Frigyes Karinthy y su cuento, Chains, la buena gente de Moondrop nos habla de dos extremos opuestos, dos personajes a los que los azares del destino obligan a encontrarse para salvar sus mundos extremos. 

 

 

Cuéntame un cuento

Degrees of Separation trata de narrar una fábula en un hermoso entorno dibujado a mano en el que conoceremos a dos personajes condenados a entenderse. Por un lado tenemos a Amber, una joven de aspecto faérico que vive en un mundo de fuego que se aleja de los clásicos volcanes para ofrecer un hermoso bosque en un otoño constante. Por otro lado tenemos a Rime, un apuesto joven que vive en el reino del hielo en un catillo helado en las alturas de un pico nevado... vamos, que hace un frío de narices. Un buen día, ambos personajes descubren que sus mundos están comenzando a desaparecer. El reino de Amber se apaga, mientras el de Rime se derrite. En un vano intento por descubrir los motivos, ambos personajes se encuentran en medio de un puente y descubren que tendrán que colaborar si quieren recuperar sus vidas. 

 

Con una animación simplista que no está a la altura del trabajo de ilustración, muchas melodías evocadoras a piano y una suave voz en off que narra viejas leyendas y la realidad de ambos nuevos aliados, Degrees of Separation nos propone jugar con un amigo en cooperativo local o solos alternando el manejo de los personajes mientras tratamos de solucionar diversos puzzles con la ayuda de los poderes de ambos jóvenes, fuego y calor ella, hielo y frío él. Lamentablemente no acaba de quedar claro cuál es la función del juego ni el porqué de estos puzzles más allá de la necesidad de obtener unas bufandas que nos hablan de personajes y viejas historias.

 

 

Demasiadas lecturas

Basta empezar a jugar para darse cuenta de que el título y la inspiración del juego no son los más correctos. El videjo adagio de 'el mundo es un pañuelo', traducido a la ciencia por esta hipótesis de Karinthy que asegura que entre un ser humano y otro de cualquier rincón del planeta hay tan sólo cinco conocidos que los separan, queda emborronado cuando encontramos tan sólo dos personajes en el juego y una misión, la de recoger una serie de bufandas por el escenario para entender la historia que ha unido a estos seres y el porqué de los problemas que se han producido en sus respectivos reinos.

 

Degrees of Separation intenta beber de Unravel y de Child of Light, pero no ofrece nada que se acerque a estos dos títulos. La ausencia de barra de vida y esas primeras notas de piano son una pista, y pronto nos encontramos con un juego en el que los puzzles no son tan interesantes, los escenarios son bonitos pero poco más, y lo que nos cuenta la voz en off, al final, deja de importarnos lo más mínimo. 

 

Una pena, porque el trabajo de la ilustración y el planteamiento es bastante interesante en potencia, pero queda desaprovechado por un juego que no es atractivo en la parte jugable y una puesta en escena que no acaba de explicarse del todo bien y que juega con demasiados conceptos. La hipótesis de los grados de separación, la necesidad de buscar alivio en los desconocidos y el miedo a los cambios grandes entre otros temas trascendentales se relían en una madeja, en un batiburrillo de intenciones que hacen que el mensaje se diluya en un pretencioso alarde de belleza plástica que no es suficiente para justificar las horas que exige la experiencia que oferta.

 

¡Nos leemos!

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