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Deck Hunter es un divertido rogue en el que jugamos por turnos atacando con cartas

Robusto y original sistema de naipes
Por Adrián Suárez Mouriño

Deck Hunter combina los combates por turnos, la recolección de cartas que sirven como acciones y base del sistema de subida de niveles, algo de roleo y rogue like. Nuestra misión consiste en ir de combate a combate, obteniendo nuevas cartas al ganar o durante el propio combate, mejorar nuestra deck y avanzar hasta que muramos.

 

La gracia del título es cómo se configura nuestra baraja y cómo va cambiando a medida que avanzamos por nuestras misiones. Si usamos un naipe un número determinado de veces, este muta y mejora. Al ganar combates, obtenemos XP, subimos de nivel y eso nos da acceso a mejores cartones. Contamos con la opción de alquimia, que nos permite sacrificar dos cartas a costa de forjar una mejor. Es decir, la configuración del mazo no se hace de la forma tradicional, sino que cambia a medida que jugamos. El camino se hace al andar, como suele decirse, pero no a través de menús.

 

Al principio, esta cualidad del juego puede llegar a molestar. No se puede configurar nuestra baraja como queramos al 100%. Cada turno de juego se nos da una mano nueva, sin que podamos guardar una carta o dos para el siguiente. Es decir, esto no es Hearthstone, aquí las cartas simbolizan nuestras habilidades y nuestro progreso. Hay que saber jugar con el factor aleatorio y saber decidir bien qué hacer cuando el juego nos quiere premiar regalándonos una carta. Escoger esa y no otra tendrá repercusiones en nuestro juego.

 

 

Deck Hunter es un título difícil al principio. Su faceta de rogue nos hace tener que superar varias veces la misma zona, recogiendo las cartas y experiencia recibida para volver a empezar siendo más hábiles. Moriremos muchas veces al inicio del juego, al menos hasta que comprendamos cómo funcionan los combos entre cartas y los efectos que se desatan al usarlas en el orden correcto. Tras un par de rondas, empezaremos a conseguir mejores cartas de defensa, de cura, algunas recibirán un upgrade y conseguiremos materiales para ser más fuertes, tener más defensa y ser más eficaces. Ahí es cuando el título empieza a brillar.

 

Con un sistema de leveleo, de avance, de progresión y de cartas robusto, los únicos problemas que tiene Deck Hunter son dos: mientras que el diseño de sus cartas es atractivo y solvente, el de sus monstruos y personajes es demasiado genérico. También se produce cierta sensación de repetición al morir y volver a empezar la partida, puesto que no hay demasiada variedad de enemigos y los escenarios y las situaciones se suceden una y otra vez. Al ser los combates de ritmo lento por la propia tipología de juego, este problema se incrementa. Por fortuna, cuanto más jugamos, más rápidos somos en la resolución de combates. Siempre resulta interesante saber qué nueva carta se nos dará y el sistema en sí es divertido.

 

Deck Hunter se encuentra en early access, por lo que se supone que todos estos problemas se irán subsanando. Por ahora, nos queda una divertida experiencia de juego que ofrece una forma fresca de mezclar juego de cartas, combates y rolete. Le pediría más ritmo, mayor variedad de situaciones y más estrategia, pero la idea es buena y funciona.


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