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Death Stranding y los niños optimistas que viven en las gargantas de los hombres preocupados

Esto es Kojima, quien lo probó lo sabe
Por Adrián Suárez Mouriño

El trailer de Death Stranding dura ocho minutos sin jugabilidad. Ha sido un vídeo con un Hideo Kojima desatado, pues ahora solo el autor se dirige, se frena y se regula a sí mismo. Lo que hemos visto puede interpretarse, fácilmente, como una fumada sin sentido, como una vomitona de ideas sin conexiones claras entre sí, como algo que no quiere ser videojuego, solo una cosa extraña que vete tú a saber cómo acabará. Y ha sido fantástico, al menos, para todos los que interpretamos lo expresado en este párrafo de manera positiva.

 

Un mundo extraño, una criatura gigantesca invisible, la necesidad de salvarle la vida a un niño, monstruos flotantes a lo lejos, explosiones que crean y destruyen… El trailer de Death Stranding no es tan críptico como cabría pensar. Hay un conflicto: salvarle la vida a un bebé preservado artificialmente, hay dos fuerzas enfrentadas: humanos y un grupo de seres mágicos o sobrehumanos, y también hay un escenario: lo que parece una tierra devastada por los segundos y unos pocos hombres que intentan sobrevivir.

 

 

¿Te ha encantado el vídeo? Lógico. ¿No te ha gustado? Lógico


Ahora vienen las preguntas. En el trailer no hay mujeres pero sí bebés, ¿dar a luz ‘mata’? Hay una tecnología desarrollada para detectar a estas criaturas invisibles y oníricas, ¿cuánto tiempo ha pasado desde que llegaron a nuestro mundo y lo han puesto patas arriba? Las pisadas del ser invisible se parecían a manos gigantes, ¿son seres de otra galaxia o personas alteradas de algún modo? Los hilos invisibles de la criatura gigante parecen controlar distintos elementos del mundo, como un titiritero, pero ¿tiene que matarlos primero?

 

Ya tenemos un escenario, preguntas interesantes que queremos responder, tensión, enemigos que derrotar, héroes y villanos, ¿y qué pasa con el niño que alza el dedo en la garganta de Reedus? Pues puede ser dos cosas. La primera, una divertida Kojimada que exprese la obsesión de los protagonistas de salvar al niño. La segunda, la que parece más acertada y la que explica por qué se tapan la boca los científicos cuando el monstruo invisible se aproxima, que todos estos hombres lleven en su interior a un bebé ‘listo’, adulto intelectualmente y del que pueden desprenderse a través de las cápsulas que Norman Reedus acaba recibiendo y huyendo con ella. Si no se tapan la boca, el niño puede hacer ruido, y los enemigos quieren matarlos. En el fondo, Death Stranding no parece querer ser más que un cuento de la vida contra la muerte.

 

Esto es Kojima. Estos trailers son para hacer esto, para reflexionar e intentar adivinar el concepto detrás de su trabajo, no para otra cosa. Nuestro medio necesita a tipos como este, que expresen a su manera la evolución de sus proyectos, que nos hagan pensar, que nos hagan dudar profundamente de que su trabajo va a poder transformarse en algo sólido, que hagan cinemáticas largas para contarnos sus ideas de concepto y que se saquen fotos en twitter con sus colegas. Kojima nos entrega juegos antes de que sus juegos lleguen a las estanterías, solo que empiezan siendo máquinas de hype, artificios y enigmas que los que adoramos esta faceta del autor agradecemos. Yo agradezco que cada autor enseñe su obra como le salga de las narices.

 

¿Quiere decir esto que a todos os tiene que gustar el vídeo de Death Stranding o esta manera de alguien de contarnos qué es su videojuego? No, en absoluto. El videojuego es un medio de expresión, ni más ni menos, y no todas las expresiones están preparadas para todos los públicos. Pero esto es Kojima hoy. Ni más ni menos, y Death Stranding promete, sea lo que sea al final.


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