Dead Rising 3 debe ser más Dead Rising
Las pintas de Dead Rising 3 no me llevan a pensar nada bueno de la que fue la primera franquicia que disfruté en la presente generación. El primer Dead Rising, que mantuvo su estatus de exclusivo en Xbox 360 hasta el final, fue uno de los productos más originales y frescos de toda la generación y encerraba en su ser una obra inteligente a nivel jugable y un reto difícil de olvidar durante el verano de 2006. La segunda entrega se hizo esperar, pero resultó un pufo prácticamente infumable, casi tanto como Off The Record, esa especie de expansión venida a menos. ¿Qué destino le espera a Dead Rising 3? Me temo que más el segundo que el primero.
La tercera parte de los nuevos zombies de Capcom nace como un proyecto para PlayStation 3 y Xbox 360, eso no es ningún secreto, y son muchos los hechos que fueron apareciendo desde hace un buen puñado de meses que lo confirman. En algún momento de su desarrollo, Microsoft tocó a la puerta y ofreció la posibilidad de llevarlo al lanzamiento de One, algo que se aceptó de buena gana, pero que no puede camuflar la apariencia vitaminada de Dead Rising 3 corriendo en la nueva generación, con un frame rate desastroso, con un apartado técnico discutible y unas mecánicas, que lejos de olvidar las terribles ideas de la segunda parte, parece que se van a abonar de nuevo a ellas.
Los chicos de Vancouver, los anteriormente conocidos como Blue Castle Games, dinamitaron por entero una franquicia que podría haber sido uno de los baluartes de la presente generación consolas, y no parecen en la labor de arreglar el problema. Toca ser críticos y ver qué cambiar: recuperar el humor, el reto, la tensión y la sorpresa del primero, y huir del hastío, el nulo carisma y las tediosas e injustificables cargas del segundo para volver a ser algo grande y digno de respeto, que sin duda merece y que jamás debió perder. ¿Recuerdan a un tal Inafune? Anda contando billetes, pero creo que su papel en la segunda parte fue más testimonial, y se nota.
Desgraciadamente, ya podemos hablar lo que nos venga en gana que da igual todo: el juego está a punto de ser lanzado y los cambios que se tuvieran que hacer llegan tarde, y probablemente todo esté acabado y listo para comenzar a ser empaquetado, fabricado y enviado a las tiendas para esperar a ese mágico Day One del próximo mes de noviembre. La categoría de exclusivo en el lanzamiento de una máquina como One debería importar más que un videojuego vitaminado de la presente generación, veremos cómo le sale esa decisión a Microsoft. Quiero equivocarme, pero me jugaría un brazo a que estamos ante una más que segura decepción.
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