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¿De qué sirve ver jugar a los profesionales?

League of pros
Por Kysucuac

Cuando era pequeña me encantaba ver jugar a mi hermano mayor al juego que fuera. Sin embargo, siempre tenía ese cosquilleo en el estómago, esa sensación de “Yo también quiero jugar”, que se prolongó hasta que mi hermano empezó la universidad y todas las videoconsolas de casa pasaron a ser de mi propiedad. Me convertí en la estrella, en el centro de mi mundo de videojuegos, yo era la protagonista, yo llevaba el mando, yo era la que ganaba, perdía, asesinaba o moría. Los juegos son eso, ¿no? Jugar. Yo no estaba hecha para ver jugar, lo estaba para jugar.

 

Pero la vida da muchas vueltas. ¿Quién me iba a decir a mí que me iba a convertir en una “especialista” en eSports? Porque sí, ahora la mayor parte de mi trabajo se basa en ver a otra gente jugar a videojuegos. Ojo, eso no significa que sea un trabajo aburrido. De hecho, me ha sorprendido comprobar que es justo lo contrario. Me lo paso increíblemente bien viendo jugar a otros. Los jugadores profesionales tienen mucho que aportarnos a los de andar por casa, más allá de restregarnos por la cara lo buenos que son.

 

Los jueves y los viernes toca ver la LCS Europea, o lo que es lo mismo: La Primera División de League of Legends. Creo que ya he dejado caer por ahí que es la competición que más me gusta ver, aunque no tengo muy claro por qué. Supongo que se debe a que es el deporte electrónico al que más activamente juego, y porque yo también sueño con ser algún día una pro. Lo malo es que a mí ya se me está pasando el arroz, así que lo dejo todo en manos de los pros de verdad. Ya os dije el fin de semana pasado que La Liga de Leyendas es el nuevo fútbol, o el fútbol de los eSports, sintiéndolo mucho por el FIFA y derivados.

 

En League of Legends hay muchos niños rata, dentro y fuera de la competición. Pero algunos de esos niños ratas son mejores de lo que seremos nosotros en toda la vida, y eso hay que respetarlo. Pero el dominio de los jugadores profesionales en el juego no es lo único que éstos pueden aportarnos. Está bien llegar y decir “Ésta es mi Grieta del Invocador, me saco la chorra y estáis muertos”, pero hay mucho más. De hecho, como es lógico, no dejan de ser personas, por lo que también es muy común verles liándola parda y fracasando a niveles de Bronce V.

 

No, lo mejor de ver jugar a los mejores no consiste en comprobar cómo se hacen las cosas, sino cómo pueden hacerse. Una de las cosas más positivas de League of Legends es que cuenta con niveles de juego. No se juega igual en Bronce II que en Oro V, y mucho menos en Challenger y la LCS. Aquí es donde está el verdadero atractivo de observar a los jugadores profesionales. Ellos, en la mayoría de los casos, son los pioneros a la hora de probar cosas nuevas. Cuando un campeón se pone de moda en Corea con una build predeterminada, la mayoría de jugadores casuales se contagiarán por dicha moda y, como borregos, probarán lo que han probado los pros. Luego está el pequeño detalle de que nosotros no jugamos tan bien como ellos, ese detallito que se te olvida y que sólo recuerdas una vez te haces un 0-17.

 

Seamos sinceros. Si no fuera por los jugadores profesionales, la mayoría de nosotros nos limitaríamos a comprar los objetos recomendados en la tienda y a elegir el campeón que nos han dicho que va a según qué línea. Ellos nos empujan, más que a copiarlos, a hacer nuestra la Liga de Leyendas. Lo mismo ocurre con cualquier otro juego medianamente libre, tipo Dota o Smite. En Heroes of the Storm ya es más difícil, aunque nos viene muy bien verles jugar para aprender algunas estrategias.

 

Por otra parte, aportan diversión. Después de todo, no deja de ser un juego. Es muy entretenido ver jugar a otras personas, verles cagarla o hacer jugadas impresionantes. Muchos aspectos del MOBA de Riot son totalmente imprevisibles. Sumado eso a que están en medio de una competición en la que se juegan ser campeones de Europa e, incluso, del mundo entero, la emoción está más que asegurada. Me repito mucho, pero es más que cierto que los deportes electrónicos son la potencia más grande de la industria del videojuego en la actualidad, que los necesitamos en España para que hagan visible al resto.

 

Finalmente, los jugadores profesionales aportan un producto. Ellos nos venden el juego, se convierten en parte de él, cosa que las compañías, especialmente Rito, saben explotar. Si nunca habéis probado a ver jugar a esta gente, hoy os animo a ello. Hay mucho detrás de esos “niños rata” jugando ante miles de personas. Os invito a descubrirlo.


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