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De Ender a Inquisition: Videojuegos como herramientas de análisis cognitivo

Pongámonos conspiranóicos
Por Rafa del Río

El Juego

En 1985, un por entonces nada polémico Orson Scot Card se hacía con el premio Nébula para su recién publicada novela El Juego de Ender. Tras ser galardonada con el premio Hugo un año después y dar la vuelta a medio planeta disfrazada de best-seller, Ender se convirtió en una de las novelas de ciencia ficción con mayor proyección fuera del círculo cerrado de los amantes de la sci-fi gracias a su original propuesta de personaje principal y a los mecanismos que utilizaba dentro de la narración para presentarnos la situación por la que dicho personaje, Ender, estaba pasando. 

 

Resumiendo un poco, El Juego de Ender nos presentaba a un niño de cuatro años que estaba siendo 'criado' por un estado militarista para convertirlo en el general definitivo que llevara a las tropas de la tierra a la victoria contra una especie inteligente alienígena. Las formas de educar al chiquillo iban desde el maltrato y puteo en los vestuarios por parte de sus compañeros mayores hasta los ejercicios de combate en gravedad cero, y en medio de éste catálogo que nada tiene que envidiar a la ley LOMCE, estaba El Juego.

 

El Juego se establecía como una especia de aventura gráfica en la que Ender se manejaba a sí mismo enfrentándose a varios problemas que debía solucionar con su ingenio. Con una base cercana al cuento de Jack y las Habichuelas Mágicas, Ender debía superar al gigante, llegar a su castillo y superar las diversas situaciones y obstáculos mientras era monitorizado por varios psicólogos que analizaban su conducta y la iban manejando para influir en su comportamiento en un intento de convertirlo en su arma secreta.

 

Dejando a Ender a un lado, éste fin de semana por fin he podido sumirme del todo en el estupendo Dragon Age Inquisition. Tras apretarlo lo justo de cara al trabajo en una versión prestada de PS360, el afable tipo de rojo ha visto a bien traerme una copia del mismo para Play 4 en casa de mis suegros, y qué queréis que os diga... Lo estoy disfrutando como un enano. 

 

¿Un enano tipo Tyrion o tipo Gimli?

 

Más allá el videojuego

Me gusta Dragon Age Inquisition, es como el viejo Bioware que me ponía palote en Los Caballeros de la Antigua República y Jade Empire mezclado con Dragon's Dogma, un poco de rol europeo a lo Risen / Two Worlds y algunas reminiscencias a Sapkowsky que, con perdón del esperadísimo The Witcher III, me ponen contento. 

 

Más allá del videojuego, más allá de esa mezcla de hack'n'slash o estrategia por turnos, más allá de la esploración, del looteo y de las múltiples posibilidades de Inquisition, está el cariz humano de sus formas. Esa necesidad de ser nosotros, sin karmas ni blancos y negros, que nos permite decidir cómo y por qué nos comportamos como lo hacemos: Conversaciones, discusiones, peleas, armisticios... Dragon Age Inquisition es especialmente ambicioso a la hora de permitirnos establecer nuestra personalidad en el juego. Y esto es estupendo.

 

'Sombra aquí y sombra allá, maquíllate, maquíllate' Si es lo que te va...

 

Herramientas de análisis cognitivo

Decía el Oráculo de Mátrix, esa señora que hacía calceta y olía a galletitas recién salidas del horno, que no hay nada en esta vida como el concerse a uno mismo: Cnosce te ipsum, rezaba el punto de cruz, 'conócete a ti mismo', un adagio que nos viene de los griegos, pero estos son muy de mezclar el arroz con las hojas de parra, así que prefiero fiarme de la ancianita, que resulta más afable.

 

Cnosce te ipsum, un consejo interesante que parece influir en varios títulos a día de hoy. Ya Kawashima intentó ayudarnos a conocernos y a desarrollar todo nuestro potencial con ese divertido Big Brain Academy, los tipos de Humanature le dieron un giro de tuerca filosófico con Doki Doki Universe, el juego que Sigmund Freud habría identificado con un plátano con miel, que ha psicoanalizado a toda una generación de Playstation Plus de gratis y que es la alternativa robótica y con globo de sentarte en el diván de Los Santos a contar tus penas a través de Mickael de Santa.

 

Ahora llega Dragon Age Inquisition y refuerza la obsesión de Bioware por ayudarnos a conocernos a nosotros mismos a través de nuestras decisiones, de nuestros actos y de las palabras que elegimos para solucionar una conversación o declarar una guerra. Nos ayuda a analizarnos, y lo hace estupendamente bien al huir de sendas de la mano abierta y el puño cerrado, de bandos como La Fuerza y el Lado Oscuro: Todo se reduce a decidir, a actuar o a estarnos quietos y dejar que sean nuestros personajes los que nos demuestren los rincones más oscuros de nuestra personalidad a través de nuestras decisiones. 

 

El psicoterapeuta de GTA V... altamente inflamable.

 

Pongámonos conspiranoicos

Al principio hablaba de Ender y de cómo sus partidas eran monitorizadas para comprender y analizar sus motivaciones. Ahora hablo de Inquisition y pienso en cómo nuestras partidas están siempre conectadas y enviando datos a las compañías acerca de lo que decidimos, cómo lo decidimos y por qué lo decidimos. Desde el perfil de nuestro personaje hasta el caracter con el que hacemos migas, desde nuesto comportamiento en grupo hasta las decisiones que tomamos en solitario, seguimos enviando información de cómo jugamos y por qué lo hacemos de dicha manera. 

 

Hay que ser muy ingenuo para pensar que detrás de todos estos datos no hay un grupo de personas computando, trazando estadísticas, elaborando estudios de mercado y escribiendo informes de lo que mejor funcionaria en el futuro. No voy a deciros que vayan a dirigirnos a la masacre y el genocidio alienígena, pero sí que estamos sirviendo de patrón de pruebas para futuros productos, y no sé hasta qué punto eso es bueno. 

 

Cuidadín, Neo, que te veo mu perdido...

 

No encontré flores para Algernon

Me gusta Dragon Age Inquisition, me gusta reconocerme o sorprenderme a mí mismo en sus decisiones y conflictos, me gusta analizarme a cada paso que doy y pensar en el porqué de ésta o esa actuación. Sin embargo no me gusta pensar que esto está sirviendo para que se desarrollen estudios que sigan cosificando al videojuego y su público en busca de la alquimia perfecta del videojuego bombazo, completo pero sin alma.

 

Hoy juego feliz a un Dragon Age Inquisition que ha sabido evolucionar con elegancia, espero que el futuro siga igual, que nos permitan seguir siendo 'yo' y no nos sintamos utilizados como un Algernon a quien nadie podrá comprar flores

 

¡Nos leemos!


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