De Dragon Age 3 a Inquisition

La revista GameInformer acogerá en su portada de septiembre a la tercera entrega de la saga rolera de BioWare. Pero de lo que habría sido Dragon Age 3 a Inquisition han cambiado muchas cosas por el camino, en parte por esa secuela que rompió lo que podría haber sido una saga de igual o mayor impacto que la querida Mass Effect.

Los detalles, sin embargo, no pintan nada mal. Se centrará en ofrecer un entorno más abierto que acogerá desde la punta más oriental de Ferelden hasta la más occidental de Orlais (vamos a ver Orlais, y eso es bueno). Sin duda, la mayor crítica que se había planteado en su segunda parte era la poca libertad y variedad de escenarios que disponíamos, donde BioWare se centró totalmente en una ciudad y sus alrededores. La otra, las pocas posibilidades de personalización que teníamos. El jugador de Dragon Age quería que el juego se mantuviera fiel, pero BioWare pensó que el público quería un Mass Effect medieval y nos plantó un personaje del cual sólo podíamos elegir sexo y apariencia. Atrás quedaron las razas y los orígenes, dos de los puntos más interesantes de la historia.

Con todo, lo peor de Dragon Age II es que rompió la cadena. Yo no habría tocado a mi personaje si me hubieran dejado continuar con el del primer juego y poder seguir las aventuras del Guarda Gris. Al haber roto dicha cadena, ahora es inevitable que, por mucha Morrigan que salga, de Dragon Age 3 a Inquisition no haya diferencias notables. Todo el que haya jugado a Witch Hunt es muy consciente de ello.

Aunque el mapa parece más abierto que en anteriores ocasiones, BioWare ha confirmado a la revista que no será abierto al estilo de Skyrim, sino que se centrará en varias zonas, siguiendo el estilo de mapa de la compañía. Seguirá siendo más grande que en anteriores ocasiones, pues se ha puesto mucho empeño en poder explorar el mapa y exprimirlo al cien por cien. Hacerlo además no será fácil puesto que no hay un auto-nivelado, es decir, los enemigos no se ajustarán al nivel de tu personaje, por lo que habrá zonas que serán difíciles de acceder en los primeros compases del juego.

Si al primer personaje se le llamaba Guardia Gris y al segundo Campeón, ahora seremos el Inquisidor. Seguirá teniendo voz como Hawke en la segunda parte, a diferencia del estilo escogido en el original, pero será mucho más personalizable que este último. Asimismo, escoger una raza u otra tendrá un impacto diferente en nuestras conversaciones y en algunas acciones del juego. Uno de los objetivos que tendremos es crear nuestra propia Inquisición, y a medida que esta crezca dispondremos de más recursos y desbloquearemos más misiones.

Aunque esta personalización no afectará a las apariencias de las armaduras. Cada uno de los personajes que nos acompaña tendrá un diseño marcado por BioWare y aunque podemos ir cambiando su armadura no tendrá un impacto visual sobre el personaje, salvo algunos pequeños detalles y accesorios.

Quizá la mayor duda que nos surge por el momento es el combate. Se ha afirmado que el juego seguirá ofreciendo una mezcla entre combate táctico y acción pura y dura, pero el vídeo que acompaña al artículo demuestra que la prioridad de BioWare seguirá siendo adoptar un estilo de combate que pueda ser ágil para un mando de consola, con lo cual está por ver hasta qué punto podemos pausar la acción y elegir nuestras propias estrategias, o si habrá una gran diferencia entre versiones Windows PC y consolas. 

BioWare también ha confirmado que no importará la versión que elijas, puesto que están buscando un modo de adaptar las elecciones de anteriores juegos a este, probablemente de alguna forma similar a la versión de Mass Effect 3 de Wii U, que incluía una especie de cómic interactivo para reflejar las decisiones más importantes. Quizá podrían aprovechar la tan de moda segunda pantalla o aplicación de iPhone para ello. En Inquisition estas decisiones serán más importantes, según afirma GameInformer, llegando a cambiar algunas escenas y combates futuros según lo que elijamos.

Empieza a picarnos la curiosidad por esta nueva entrega. Aunque de lo que iba a ser Dragon Age 3 a lo que es Inquisition ha habido un gran cambio, parece que BioWare está intentando subsanar en la medida que puede los desaguisados que provocó su segunda parte. De momento el camino parece el correcto: aparece Morrigan, el motor Frostbite 3 hace que luzca como siempre debió ser y los nuevos añadidos como las monturas suenan interesantes. Ahora sólo tienen que solucionar el culebrón de Morrigan por el que estamos todos enganchados.