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De cómo el Reino Unido salvó al videojuego en los ochenta

From Bedrooms to Billions
Por José Manuel Fernández "Spidey"

Cuando se habla de la historia del videojuego, salen a relucir los mismos nombres de siempre: Atari, Nintendo... y poco más. Y por lo general, el mismo cuento de siempre, los orígenes con Pong, el batacazo de en América y la salvación por parte de los padres de Super Mario. Sin embargo, se omite a gran escala una parte importante de lo que se cocía con el ocio electrónico en otras partes del mundo, más allá de Estados Unidos o Japón. Mismamente, en pocos lugares del planeta saben lo fructífera que fue la industria española en este sentido allá por los ochenta.

 

No obstante, si hay un lugar que por méritos propios llegó a ser toda una potencia en esto del videojuego es el Reino Unido. No en vano, estamos hablando de un entorno que comenzó a mostrar signos de vida en 1979, y que aún hoy día tienen un lugar más que importante en el panorama internacional. No en vano, ahí podemos ver desde desarrolladoras como Lionhead, Rare, Ninja Theory, Criterion o Rebellion y grandes emporios a la usanza de Codemasters, Eidos o el esqueleto principal de Rockstar. Y esto, amigos, no es nada comparado con lo que se cocía décadas atrás.

 

Un poco de la banda sonora de la época: uno de los famosos "loader" de Ocean para el C64, obra de Jon Dunn. 

Nos situamos pues en una época donde Atari estaba cavando su tumba, donde la caída del videojuego en Estados Unidos ya era una realidad. Por allí se dice que, antes de que Nintendo revolucionara el cotarro, fue Commodore con su C64 el que mantuvo el tipo en lo que a juegos de ordenador se refiere, pero la realidad es que en Europa la situación era bien distinta. De hecho, se vivía un momento espléndido donde decenas y decenas de empresas suministraban software para un buen puñado de máquinas distintas: Spectrum, Amstrad CPC, MSX, BBC Micro, Atari ST...

 

En la ciudad de Manchester estaba la que probablemente era la compañía más fuerte de toda Europa: Ocean Software. Allí se gestaba no solo una gran cantidad de potentes títulos (con muchas licencias de arcades recreativos y películas de por medio), sino que se programaban juegos de calidad alucinante del estilo de Robocop, Target Renegade o Head over Heels. En Sheffield nos encontrábamos con Gremlin Graphics, una casa llena de talentos capaces de traernos joyas como Jack the Nipper, The Way of the Tiger o Aufwiedersehen Monty. En la mismísima Londres teníamos a dos hermanos, Richard y David Darling que, tras trabajar en la histórica Mastertronic, decidieron fundar por su cuenta su propio negocio de videojuegos baratos: Codemasters... ¿os suenan?

 

Monty on the Run, una de esas maravillas que por su estilo no podían ocultar su origen inglés.

Definitivamente, la historia del videojuego en el Reino Unido está repleta de grandes nombres y mejores momentos, destacando personajes como Jon Ritman, Archer MacLean, David Braben, Jeff Minter, Matthew Smith, Andrew Braybrook, Steve Turner, Dave Perry, Dominic Robinson, Marc Cale, Bernie Drummond, Jon Dunn, Don Priestley, Martin Galway, Joffa Smith, Ben Daglish, Rob Hubbard, Mike Lamb, Dawn Drake, Stephen J. Crow... Son tantos y tantos los ingleses involucrados en el crecimiento de la industria del videojuego que sería imposible nombrar aquí una sola décima parte de ellos. Y, por desgracia, el reconocimiento a nivel de historia que tienen es de lo más escaso e injusto; porque, sin ellos, a buen seguro que durante los ochenta difícilmente hubiésemos podido disfrutar de los maravillosos momentos que nos dieron los ordenadores de los también ingleses Alan Sugar y Sir Clive Sinclair.

 

Este reconocimiento tendrá por fin lugar gracias al documental que están realizando Nicola Caulfield y Anthony Caulfield, From Bedrooms to Billions. Para ello están realizando un crowfunding a través de Kickstarter en el que piden dieciocho mil libras, de las cuales llevan recaudadas casi nueve mil. Este trabajo pretende recorrer desde su mismísimo origen toda y cada una de las vicisitudes que motivaron el funcionamiento de la industria anglosajona del videojuego, interviniendo muchas de las personalidades arriba mentadas para dar testimonio de cómo fueron aquellos tiempos. A día de hoy poseen más de cincuenta horas de material grabado, repleto de entrevistas y documentos de todo tipo, pero necesitan dinero para poder acabar la post-producción. Yo desde luego ni me lo pienso, puesto que pocas veces tendremos oportunidades tan buenas de conocer de primera mano uno de los pilares de lo que a día de hoy es la industria del videojuego.

 


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