Daylight. Terror en escenarios aleatorios
Cuando jugué a Resident Evil, el primero de PSX, viví un primer momento de terror puro. Perros que desbarataban los cristales de las ventanas para cargar contra mí, un control horrendo que reflejaba mi inoperancia ante el miedo como individuo, unos zombis que me mordían y me dejaban con la vida por los suelos y un escenario desconocido y tétrico. Todo ello colaboró a ello ¿pero qué pasó? Que cuando llevaba el juego por la mitad, estaba ya listo para ese tipo de sustos, el manejo del personaje había sido totalmente asimilado por mis dedos, a los zombis los driblaba sin problemas y el escenario era ya un viejo conocido.
El miedo llega por no contar con información, con un suceso que se escapa a nuestro control y al que nos tenemos que enfrentar pero ¿qué ocurre cuando sabemos ya todas las respuestas y tomamos nosotros las riendas? ¿qué pasa cuando nos conocemos al dedillo el escenario? Pues que el pavor ya no lo es tanto. Respondiendo a esa pregunta llega la opción de Daylight, en la que los escenarios se generarán aleatoriamente, de manera que las salas por las que vayamos siempre serán nuevas y seguirán siendo siempre desconocidas.
La idea es magistral, de primeras. Siempre viviremos un perpetuo estado de indefensión, de no saber por dónde nos atacarán ahora, lo que favorecerá, sin duda, a que siempre estemos alerta y aterrados. Pero, por otra parte, se cargan eso tan maravilloso y satisfactorio que era conocerte ya el escenario y los peligros que te acechaban. Para mí, eso fue mayor premio en cualquier Resident Evil que la entrega de cualquier arma. Me sentía bien cuando lograba dominar un escenario, y el sentirme indefenso llegaba a través del upgrade que le hacían a los bichos a los que me enfrentaba. Volvías a la mansión y te esperaban esos dichoso hunters decapita cabezas, generando uno de los momentos más recordados de la franquicia.
Entonces ¿cómo funciona mejor? Pues sinceramente, no tengo ni idea. A mí me gusta mucho más la idea de explorar y llegar a comprender totalmente el juego al que me enfrento, como un libro a rematar, que esa aleatoriedad infinita. Pero como todo, hace falta experimentar y probar. Puede que así, el miedo se haga más auténtico. Aunque entonces habrá que ver si me atrevo a probar este Daylight. El Silent Hill apenas pude tocarlo y Amnesia fue abandonado tras cinco minutos de partida. Miedoso que es uno pero a la vez enamorado de serlo, ya ves tú.
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