Darksiders II resbala

De nuevo según el amigo Pachter, el presupuesto del juego habría ascendido a una cifra que obligaría a la editora a vender un mínimo de dos millones en todo el mundo para recuperar la inversión. Las cifras de agosto no han sido esperanzadoras, con medio millón de unidades vendidas en todo el planeta, pero Darksiders merece un voto de confianza.

 

Lo merece porque el primero fue uno de esos sleepers que poco a poco supo encontrar su sitio a pesar de no contar con una campaña de publicidad enorme o de ser una de las niñas bonitas de la industria. Pero su originalidad y lo acertado de su apartado estético supieron granjearle el cariño de una comunidad de jugadores que, aunque tardó, dio la cara por el título.

 

Un hecho que podría repetirse perfectamente con este segundo título y más con un otoño por delante donde no parece haber un claro dominador en el mercado más allá de la certeza de que Call of Duty y Assassin's Creed 3 arrasarán. De hecho, otro de sus competidores va a ser Borderlands 2, juego cuya primera entrega guarda muchas similitudes con el Darksiders original y que le ha supuesto al final unas cifras más que buenas para Gearbox.

 

Pero en THQ llevan tiempo viéndole las orejas al lobo. Después de anunciar hace varios meses que iban a centrarse sólo en títulos que fueran apuestas seguras, su CEO, Paul Raines, dejó claro en el pasado E3 que quizá lo que necesitaba Vigil era un cambio de aires para hacer una nueva IP que atacara al mercado de una manera "más directa". Dicho en otras palabras, Raines quiere organizar un superventas con el talento de Vigil pero alejado del pequeño nicho que supone, de primeras, la saga Darksiders.

 

Posiblemente THQ airee estas cifras para que trabajen como una espada de Damocles sobre la cabeza de Vigil, que ahora debe estar rezando todo lo que sabe para que se repita la trayectoria de su primer Darksiders. De nuevo, será el tiempo el que coloque a cada uno en su lugar aunque la propia THQ debería jugar con acierto sus cartas, les quedan pocas franquicias de prestigio como para mosquear a los responsables de una de ellas.

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