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Dark Souls II: La Corona del Rey Hundido

Veneno, trampas y dragones. Genial DLC
Por Adrián Suárez Mouriño

Dark Souls II ya tiene aquí su DLC. Si sois personas de bien ya os lo habréis terminado. Si sois personas mejores estaréis recorriendo cada recoveco viendo qué se os ha escapado; a mí el enfrentamiento contra un grupo de bosses la primera vez. Y esto es porque From Software ha desarrollado un nivel el cual es difícil definir su principio y su final, más cuando tu avance abre nuevos lugares, desbloquea rutas y abre puertas que pensabas que antes no estaban ahí.

 

Si habéis seguido el lore de Dark Souls II (ojo, aquí van spoilers de él; la verdad es que espero que estéis leyendo esto una vez pasado el juego original, si no, dejad de hacerlo y poneos a rematarlo.  El juego es mejor que este artículo, de lejos), os habréis percatado de ese periodo que se sugiere entre los sucesos del primer Dark Souls y el segundo, eso suponiendo que haya tal trance. Pero las pistas son obvias, así que vamos a dar por verdad que lo hay. El caso es que en ese periodo han pasado cosas, reyes se han alzado y otros han caído; y este DLC se sumerge en él.

 

 

A nivel narrativo, el DLC acaba con un enigma que se dibuja en el aire, además del relato de lo que ha sucedido en la tierra a la que llegamos, un cuento absolutamente accesible, resultón y que encaja muy bien con los sucesos del torreón de Aldia y el mismo trasfondo de Dark Souls II, enriqueciendo el tema del ciclo infinito de oscuridad. Con encontrar un set de armaduras, el casco de un guerrero, un anillo y atar un par de cabos, tenemos la historia compuesta. La búsqueda de información es la búsqueda auténtica en Dark Souls

 

El aterrizaje a esta nueva zona es abrumador. Los nuevos enemigos tienen contundencia, mala leche, veneno, ritmo y lo peor: se organizan en grupos muy puñeteros. Además, las áreas se conforman para despistarnos. Están desordenadas y llenas de secretos (con un anillo que hará las delicias de aquellos que vamos poco cargados de peso); y lo mejor es la simbiosis entre zonas y enemigos; mención especial a unos adorables lagartos con complejo de tortuga que han encontrado quien les haga de caparazón; y los espectros de unos caballeros. En cuanto a estos últimos, más que por ellos en sí, por el cuento que hay tras ellos y por cómo se eliminan. Una maravilla.

 

Me ha gustado que aunque el capítulo, como mejor se supera es rodando y con una espada a dos manos, te exige recurrir a la magia, a armas encantadas y al arco para hacerlo todo bien. Por supuesto, una vez que comprendes el meollo de la cuestión, la dificultad baja, porque te has aprendido la lección.

 

De entre los bosses, divertidos y que piden a gritos ser derrotados en grupo (sobre todo uno de ellos), destaca una criatura con una presentación fantástica al final, aunque no llega al nivel de dificultad de pretender matar al Dragon Antiguo sin el anillo de Glover, le llega bien. Con todo, esta aventura se termina en unas seis horas, pero se deja volver a recorrer, ayudar a otros incautos a superar a los rivales y encontrar lo que no has recolectado.

 

Con el aviso de spoilers ya puesto al principio del anuncio, puedo decir que el DLC se encuentra en el interior de la cueva del Podrido, y este continúa la historia de este excelente boss y su relación con los muñecos que él mismo forja. Descubrirla y darle sentido es tarea vuestra. En resumen, un contenido recomendadísimo para todo fan de Dark Souls II, y si aún no lo eres, anímate, no te pierdas una de las mejores aventuras de toda la generación.


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