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Dark Souls 3 usa la religión para conectar bosses y mundo de juego

Inquisición, medievo y Berserk
Por Adrián Suárez Mouriño

Dark Souls y Dark Souls 2 siempre mostraron elementos inspirados en la religión: capillas e iglesias, pero tras Bloodborne y ahora con Dark Souls 3, la religión medieval, las ideas de la inquisición, el pueblo torturado por el uso equivocado de la palabra divina y los líderes de una iglesia malvada que engordan a costa de sus fieles está ya muy presente, y le sienta muy bien.

 

Dark Souls 3 no oculta sus referencias al maravilloso manga y anime Berserk de Kentaro Miura, ni en los diseños de sus armaduras, ni en su mundo. Mientras que obras como Dragon Quest quedan fascinadas por la bondad de la religión predominante en occidente, Dark Souls 3 y Berserk lo hacen por el oscurantismo de los peores años de la misma, por sus demonios, por los obispos corruptos y por esa gente que solo busca cobijo en ella y encuentra palos.

 

A Dark Souls 3 le va que ni pintado hacer más obvias estas referencias que nunca, como hace Bloodborne. La saga de From Software articula cada uno de los mundos que recorremos en torno al encuentro de un boss final, la zona por la que caminamos nos habla de él, sus enemigos y sus ítems también, ¿y qué habla mejor de un área que el Dios en el que cree todo un pueblo? Claro que si ese Dios es corrupto, esos fieles se transforman en enemigos que nos atacan porque sufren y también tendremos que enfrentarnos en quienes guían a estos, los mismos que han fabricado a este Dios.

 

 

Hay crítica a la religión, o simplemente empleo de un Dios convertido en demonio. Lo vemos a poco de comenzar el juego, tras levantar el estandarte y viajar a la villa en la que al final se encuentra El Gran Árbol Corrupto. En él campan a sus anchas unas mujeres llamadas evangelistas, gordas y extremadamente risueñas, que manipulan al resto de los habitantes del lugar, que la siguen, que la miran y la adoran, y que nos atacan cuando nos ven.

 

Si recogemos sus ropas descubrimos que son ellas las que educan al pueblo a ser como es. Se configuran así bodegones y marchas que caminan con ellas al frente y el resto cabizbajo, ¿y hacia donde marchan? A donde se encuentra el Dios que veneran. Lo interesante sucede en el momento en el que nos enfrentamos a este, porque ¿quién es este Dios? Un pobre árbol en el que han encerrado un mal, un títere de un poder oscuro para poder sacárselo todo a los pobres que lo adoran, puro Berserk.

 

 

Si estáis jugando a Dark Souls 3 ya os habréis fijado en cómo la particular idea de la religión articula muchos de los escenarios y el propio mundo de juego, y es precisamente por ello, From Software parece haberse dado cuenta lo idóneo que es para ellos emplear un trasfondo con un Dios terrible al final, semibosses que lo adoran y pequeños minions que protegen a estos, sin olvidarnos de la majestuosidad del hogar de la deidad y la explicación de la psique de quienes lo desean.


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