Cyberpunk 2077 recuerda a Skyrim más que a The Witcher 3 en su extraño término medio

La utilización de la cámara en primera persona en Cyberpunk 2077 en contraposición a la tercera persona utilizada en The Witcher 3 no es decisión que afecta únicamente a su estética, como ya comentaba con acierto Adrián. Pero yendo más allá, mis primeras horas con la última obra de CD Projekt RED me están recordando mucho más al tipo de rol que quieren plantear obras como Skyrim o Fallout, cercanas a esa vieja escuela donde nuestro personaje avatarizado sigue nuestros designios y utilizamos el mundo abierto a nuestro antojo para construir la historia que queramos. Pero en otras ocasiones parece que el juego quiere lo contrario, navegando en un extraño término medio que me confunde.

Yo también echo de menos a la CD Projekt RED de The Witcher 3 en Cyberpunk 2077, con esa representación de un protagonista al que interpretábamos. Existe una diferencia abismal entre crear a nuestro propio personaje, eligiendo hasta el tamaño de su pito, que ponernos en la piel de una persona que piensa por sí misma y que cuenta con un bagaje. V está en un extraño término medio, ya que tiene su propia personalidad (me parece una persona dura, valiente y convincente) que se aleja de ese avatar puro que vemos en The Elder Scrolls. Incluso cuenta con un pasado y se nos presentan personajes con los que ya ha tratado. Yo trato de interpretar a V más que de rolear al personaje que he creado y no sé muy bien cuál era la intención del estudio, porque su mundo me invita a ambas cosas demostrando indecisión.

Este mundo abierto y la manera en que lo exploramos también recuerda mucho más a este tipo de aventuras a lo Skyrim. Las misiones secundarias empezarán a engrosar tu lista de tareas por delante de la historia principal, que puede quedar en un segundo plano fácilmente. Yo, al igual que otras muchas personas, jamás acabé la historia principal de Skyrim a pesar de vivir muchas horas en su mundo. Este primer acercamiento me proporciona unas sensaciones similares, sobre todo al acabar el primer acto cuando todo se relaja un poco y las bases del propio juego se asientan. Cyberpunk 2077 está deseando que explores sus rincones, que te eches al sofá a ver la televisión, que te sorprendas de los anuncios y los detalles desperdigados por cada callejuela y que te entretengas a leer todos sus documentos, al igual que los libros que podemos leer por Skyrim. Pero de repente el pasado de V (elijas el que elijas al comienzo) vuelve a ser importante y la representación de los problemas resultan ajenos a tu propia creación. 

The Witcher 3 se siente como una aventura de acción y RPG donde tomamos decisiones, donde la historia y los diálogos son protagonistas. Cyberpunk 2077 abraza de una forma mucho más evidente el rol más clásico, el de la libertad y el de la creación de tu propia historia, a pesar de chocar frontalmente con la manera en que han querido exponer a su protagonista. Veo mucho de la CD Projekt RED que quiso evolucionar la utilización de los planos y la dirección de los diálogos en las expansiones de The Witcher 3, cuidando siempre el plano de casi todas las conversaciones a pesar de otorgar control de la cámara al jugador por su naturaleza en primera persona, pero se diluye fácilmente por la manera en que se exponen sus escenarios y formas de proporcionarnos misiones, al igual que el pasado planteado del protagonista.

Cyberpunk 2077, en estas primeras horas, me está pareciendo una mezcla entre ese The Witcher 3 que aporta mucha importancia a la historia y a los diálogos, incluso de las tareas secundarias, con elementos de mundo abierto de rol más clásico a lo Skyrim, con otra gran porción de mundo abierto tradicional. Estos ingredientes funcionan y a mí me ha servido para querer saber más sobre su mundo y para anteponer las misiones secundarias por delante de las principales porque me interesa mucho menos lo que pasa con V, que todavía no entiendo si es un personaje que debo interpretar o crear. Cyberpunk 2077 navega por un extraño término medio en todo momento pero eso no arrebata mi interés, por ahora.