1. Mundogamers
  2. Noticias

Cuando un Kickstarter destroza la nostalgia

La historia de cómo Robocod intentó volver al presente del videojuego
Por Toni Piedrabuena

Kickstarter ha demostrado en algo menos de dos añitos que la nostalgia vende, y eso no es ningún problema: recién nos acaba de explicar Alejandro Pascual lo acontecido con Gabriel Knight y las fichas de dominó que han acercado a Jensen a congratular a miles de jugadores de todo el mundo. No obstante, no es ningún secreto que muchos están viendo en esa nostalgia una forma de hacer negocio y casos que han demostrado que en el videojuego la nostalgia no siempre vale.

 

El último caso ha sido el de James Pond, el pescado que protagonizó a principios de los noventa algunos plataformas en máquinas de Sega y micros de la época y un juego de corte deportivo protagonizado por criaturas anfibias. No eran malos juegos, de hecho siguen siendo recordados por la parroquia seguera que los disfrutó en su momento, pero eso no permite a la gente de Gameware a vender de forma tan lamentable el retorno de su criatura, que recordada, tampoco era icónica.

 

 

A pesar de que han acabado cerrando el proceso de crowdfunding, al menos pidieron una cantidad de dinero no excesivamente grande (100.000 dólares) pero a los pocos días de comenzar supieron que no llegarían al límite marcado y la acabaron cerrando. Una retirada a tiempo es una victoria, pero es que solo tenéis que mirar su contenido para entender lo ocurrido: tres vídeos, de una lamentable calidad y de una dejadez supina que no invita a nadie a poner el dinero para resucitar al pescado… ¿Vale todo en Kickstarter? Está demostrado que no.

 

Hablaba de dinero por resultar imposible no nombrar el descalabro de los ID Software en Kickstarter, primero con el trio formado por Tom Hall, Brenda y John Romero con Shaker: An Old School RPG primero (1 millón de dólares) y Secret Spaceship después, una especie de secuela espiritual de Comander Keen (400.000 dólares). El resultado de ambos fue lamentable, y aunque tenían nombre y prestigio en los nombres de los involucrados y la nostalgia estaba ahí, no resultó suficiente para engatusar a los jugadores y obligarlos a apostar por esos videojuegos.

 

El vídeo habla por sí solo

 

Con el temprano lanzamiento de los primeros juegos populares en Kickstarter, se lanzó una suerte de renacimiento de Dragon Ninja VS Bad Dudes que parecía una auténtica estafa: básicamente, tomaban animaciones de los juegos de The King of Fighters y dibujaban encima para ponerlos dentro del juego, una práctica nada legal y poco original que tampoco funcionó, claro. No pocos han intentado buscar iconos discutibles del videojuego y traerlos de nuevo para ver si cuela, pero pocos están siendo los que saben administrar con cierta destreza ese factor nostálgico.

 

El caso de Inafune y Mighty no.9 o el de Larry y Al Lowe son capitales para comprender qué quiere la gente en Kickstarter. Viendo el devenir de muchos juegos, no sería excesivamente extraño que algún día aparezca el creador de Bubsy o el de Aero The AcroBat invitándonos a poner dinero para llevar a cabo su nueva aventura en personajes que, prácticamente, no importaron a nadie, y es que en la iconología inventada del videojuego, por lo que parece, hay sitio para todos… pregúntele a Shantae. Al menos, la gente de WayFoward parecen ofrecer garantías para hacer un gran título de un personaje que únicamente importa a ellos por lo obvio.


<< Anterior Siguiente >>